Vicente Badenes Torres fundó la agencia de aduanas en 1928. Veinte años después su hijo, Vicente Badenes Roda, tomaba el relevo al frente de la empresa familiar y desde la década de los ochenta es el nieto del fundador, Vicente Badenes Carsí, quien intenta guiar hacia buen puerto un negocio que ha basado su supervivencia en la prudencia, la calidad de servicio y la seriedad.

Vicente Badenes Carsí

Es obvio que el negocio del transporte marítimo ha variado mucho en las últimas décadas y con él lo ha hecho la actividad del agente de aduanas. “El despacho de aduanas estricto ha ido perdiendo terreno a favor del concepto global de transporte y logística”, asegura Badenes Carsí.

La crisis ha contribuido a modificar todavía más los modos y hábitos de trabajo: “En los últimos diez o quince años el grueso de la actividad se ha basado en las importaciones de China, pero poco a poco va variando a favor de la exportación , a destinos como Sudamérica o China, entre otros muchos”. A estos cambios se suman los que conciernen puramente a la actividad del agente de aduanas, que ha visto como la implantación de sistemas electrónicos se va imponiendo al inabarcable papel.

Vicente Badenes ya conocía el negocio familiar cuando los tinglados modernistas del puerto de Valencia eran funcionales y albergaban “basquets” de naranjas y cebollas que se cargaban en barcos mucho más modestos que los actuales pero tremendamente útiles. Quizá porque tiene muy presente esta fotografía en la memoria, la empresa que dirige Badenes Carsí, y de la que forman parte un equipo de diez personas, no ha querido ampliar horizontes y siempre ha mantenido su vocación valenciana. "No hemos tenido aventuras fuera de nuestro negocio, más allá de lo que entendemos y sabemos hacer y es posible que en épocas difíciles, como la actual, eso nos haya ayudado a seguir adelante".

El equipo de Badenes casi al completo

De las épocas difíciles es obligado hablar ahora, pero Badenes no cree que ésta haya sido la peor: “Era joven pero recuerdo que mi padre lo pasó realmente mal en la década de los setenta, cuando el precio del petróleo tambaleó el mundo y también atravesamos momentos duros en 1992, al sumarse la desaparición de los despachos comunitarios con la crisis general”. No obstante, reconoce que estos años están siendo complicados, aunque “se veía venir”. En este sentido, considera que “estábamos más preparados para esta crisis”.

A pesar de todo, el balance del primer semestre del año es positivo: “El mes de junio ha sido bueno y espero que lo sean también julio y agosto, como viene ocurriendo en los últimos años.

Después del verano espera meses más difíciles hasta final de año”. Con este panorama, el objetivo de la empresa es claro: mantener un volumen de actividad suficiente. Para ello, la empresa vuelca su esfuerzo en paliar la bajada en el negocio de clientes tradicionales con el esfuerzo comercial y la captación de nuevos clientes. De hecho a lo largo de este año la empresa ha comenzado un proceso de renovación de su imagen que se ha visto traducido en la publicación de su nueva página web, mucho más intuitiva y completa que la anterior, y la implantación de nuevas estrategias de comunicación en la red, utilizando, entre otras cosas, plataformas como las redes sociales. En todo caso, y tal como recuerda Vicente Badenes, la prudencia y la constancia seguirán siendo el credo de una empresa que va camino de cumplir 85 años de vida.