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El transporte de contenedores por carretera en el puerto de Valencia al borde de la ruina.
VM, 24/02/2012

El sector del transporte de contenedores por carretera en el Puerto de Valencia acaba de ser triste y lamentable noticia hace unos días como consecuencia de la agresión sufrida por un pequeño transportista miembro de nuestra asociación (ELTC) que vio afectados sus dos únicos vehículos por un incendio, al parecer provocado.

Como consecuencia de estos hechos el transporte de contenedores vuelve a estar desgraciadamente en boca de todos. Tal vez alguien pueda pensar que, si no fuera por cosas como ésta, no hay motivos para que los temas del transporte de contenedores por carretera salgan al primer plano de la actualidad, pero no es así, otras muchas razones justificarían que, casi a diario, las portadas y comentarios periodísticos o los debates sobre la actividad portuaria se ocuparan del sector. Algunas podemos apuntarlas ahora:

1. Los transportistas de contenedores atraviesan desde hace bastantes meses una situación crítica. Durante el año 2011 algunos han tenido que cerrar, pero la mayoría está al límite de sus posibilidades económicas, prácticamente sin perspectivas a medio plazo si las cosas se mantienen como hasta ahora.

2. La actividad de importación y exportación de contenedores llenos en el Puerto de Valencia ha mantenido en el año 2011 el nivel de mediocridad de los años precedentes (en conjunto se han movido menos teus llenos que en el año 2008, según la estadística oficial de la propia APV), motivo por el cual el sector ha seguido con sus procesos de ajuste, parando vehículos, despidiendo conductores, reduciendo la necesidad de colaboración con otros transportistas, etc. Pese a ello, se han mantenido las informaciones y titulares espectaculares sobre supuestos crecimientos récord que realmente están basados en el trasbordo y el movimiento de vacíos que nada aportan, ni a los transportistas ni a la mayor parte de los operadores.

Estas falsas proclamas sobre el continuo crecimiento de la actividad son motivo de interés para transportistas y operadores de otros entornos de actividad en situación igualmente crítica, provocando el consecuente “efecto llamada”.

3. Los gastos derivados del desarrollo de la actividad siguen disparados, particularmente en el caso del gasóleo de automoción que en el año 2011 incrementó su precio medio respecto al 2010 en un 17,75% (Informe sobre comparación de “Precios de carburantes y combustibles” años 2010-2011 del Ministerio de Industria, Energía y Turismo) y sigue subiendo desde el comienzo de este año. Mientras tanto, el 1 de enero de 2012 ha desaparecido la
compensación en concepto de gasóleo profesional que se venía aplicando por la Administración del Estado. También otros gastos relevantes para la actividad como los laborales han seguido incrementándose de forma significativa.

4. Los ingresos derivados de la prestación de los servicios han sufrido una importante caída durante todo el año 2011. Cada vez se paga menos por un servicio de transporte de contenedores. En muchos de los recorridos no se gana dinero, y los precios son especialmente ruinosos para los transportistas en el caso de los servicios a Madrid, Castellón y Alicante, salvo para unos pocos vinculados a algún operador que pueden ir y volver cargados.

Simultáneamente se subvenciona el ferrocarril y se le proporciona todo el apoyo político posible que repercute en materia de infraestructuras, bonificaciones portuarias y todo tipo de prioridades que propician una competencia absolutamente desleal.

5. Una buena parte de los consignatarios y transitarios parecen querer vivir ajenos a toda esta realidad, como si no fuera con ellos, y cumplen su función mercantil apretando cada día más al transportista, aplicando mayores descuentos y reducciones sobre los precios del transporte, ignorando las subidas de los precios del combustible o las obligaciones legales en cuanto a plazos de pago. En ocasiones, paradójicamente, solo las ignoran en un sentido, pues, como sucede con los aumentos del precio del gasóleo, aunque no se tienen en cuenta en lo que pudieran servir para compensar al transportista, sí se le repercuten al cliente final como si vinieran exigidos por el transportista.

Tal vez todo este panorama pase desapercibido para los medios informativos del sector, en sus importantes inquietudes diarias por estar atentos a la actualidad. Tal vez no suscite la preocupación del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Valencia, ni sea motivo de reflexión para el Propeller Club de Valencia, ni provoque la inquietud de la Marca de Garantía del Puerto de Valencia, pero esa es la realidad que tenemos.

A lo mejor resulta que al final el hecho de que a un pequeño transportista asociado a ELTC le incendien absurda e injustamente sus dos únicos vehículos es más que justificado motivo de actualidad, y que esa es la misma actualidad por la que nadie parece preocuparse, ni querer hacer nada, pero que puede seguir ofreciéndonos desagradables e inquietantes noticias de violencia y agresiones producidas desde la desesperación y el sinsentido que afecta a todo el sector.

Carlos García Viana - ELTC
22 de febrero de 2012



 

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