Tras pasar dos años en la casa matriz, un período en el que se centró sobre todo en los tráficos entre Asia y Estados Unidos y Caribe, Cassuto fue trasladado a México, donde se ocupó de lanzar el primer servicio de la compañía entre Asia y el país azteca. Posteriormente, se encargó de la dirección regional de Caribe, México y Centroamérica desde la oficina central de Miami. "En esa época tenía a mi cargo todas las líneas de la zona", señala Cassuto.

Thomas Cassuto (izquierda) con Luc Emy, al que sustituirá el 1 de noviembre, en las oficinas de CMA CGM Ibérica en Valencia

Allí permaneció durante cuatro años y fue destinado a Chile, donde ha sido durante tres años y medio el gerente regional para la costa oeste de Sudamérica. "Desde allí gestionábamos los tráficos de Bolivia, Chile, Perú, Ecuador y Colombia", explica el nuevo director general de CMA CGM Ibérica.

Cassuto asegura que sus objetivos al frente de la compañía son "bastante simples": "Lograr más volúmenes, más presencia de mercado y más ingresos". "El mercado europeo registra unas problemáticas muy diferentes a las del continente americano. Vengo de una región, la costa oeste de Sudamérica, en la que, a diferencia de Europa, se están experimentando fuertes crecimientos a pesar de la crisis", explica Thomas Cassuto. "En Europa la situación es muy diferente - añade -, aunque es sin duda el principal mercado del mundo, por delante incluso de Estados Unidos".

Tras unos años en los que CMA CGM Ibérica ha asentado su estructura en España, los retos comerciales van a ocupar gran parte de la gestión de Cassuto: "Estudiaremos los mercados que más crecen, como el asiático y sudamericano, con países tan importantes como Brasil, Chile o México y no nos vamos a olvidar, por supuesto, de China o India, países que siguen experimentando importantes crecimientos".

En cuanto a su filosofía de trabajo, el nuevo director general se declara una "persona de equipos": "Trabajo mucho con equipos y para mi es muy importante tener en cuenta la opinión y las aportaciones de la gente que colabora conmigo", concluye.

Cultura de empresa
Fue también en noviembre, en este caso de 2008, cuando Luc Emy asumió la dirección general de CMA CGM Ibérica. Se han cumplido, por tanto, tres años de gestión, dirigida en gran parte a reforzar la estructura de una compañía joven, constituida en 2005 con dos socios españoles, Romeu-Transamares Levante y Baeza-Navispain, y la naviera francesa. Las participaciones en la sociedad han ido variando. Primero vendió su parte Ferrán Baeza, socio fundador de la empresa, y hace apenas dos semanas, lo hizo el Grupo Romeu, de manera que ahora el propietario al 100% de CMA CGM Ibérica es la propia naviera francesa, aunque Romeu continuará como agente de la compañía allí donde ésta no tenga oficinas propias.

El primer reto de Emy al frente de la empresa fue, por tanto, la consolidación de la estructura.

El segundo, la integración de Delmas en CMA CGM. El tercero, la centralización de muchas tareas, como la contabilidad o la documentación, en Barcelona, de manera que las agencias se ocuparan más de las comercialización de los servicios.

"Hemos logrado crear una cultura de empresa, más nacional, pero aún queda mucho por hacer - asegura Luc Emy -, sobre todo mucha labor comercial, de modernización y dinamización y posiblemente de apertura de nuevas delegaciones".

Mercados
Todo esto en un contexto difícil, contaminado por la crisis y en el que, en el caso de España, el descenso del consumo interno perjudica las importaciones. "Los cambios previstos de recorte en las diferentes autonomías hacen pensar que el consumo de los españoles bajará aún más y ya sabemos que para que una naviera tenga bussiness es imprescindible que haya consumo . Sin embargo - señala Emy - también es cierto que a finales de 2009 se preveía un año 2010 muy duro y los resultados fueron, al menos para el tráfico marítimo, mucho mejor de lo esperado". Por el contrario, las exportaciones están salvando la situación. Las empresas están buscando salidas al exterior, tal como recuerda Luc Emy, y esto está beneficia a las exportaciones y, por consiguiente, al transporte marítimo.