Este cambio no tuvo únicamente un valor nominal, sino que dio lugar a profundas transformaciones que hicieron que esta empresa pudiera adaptarse a las nuevas exigencias del sector naval y de la economía española.
Unión Naval Levante surge a principios del siglo XX, concretamente en el año 1924 con el objetivo principal de establecer el sector naval en Valencia, una ciudad muy vinculada al Mediterráneo y con un gran potencial industrial y comercial. La Junta de Obras del Puerto de Valencia dio luz verde a la concesión de los terrenos situados junto al malecón del Turia y el Muelle de Poniente para establecer la instalación de los astilleros.
Antecedentes
La existencia de una flota de buques en el Puerto de Valencia empujó la necesidad de crear un primer antecedente de la astillera Unión Naval de Levante. Fue entonces cuando en 1878 se crea un taller de reparación de máquinas y calderas de los buques en la zona del Puerto.
En este sentido, una figura destacada fue Manuel Gómez Jiménez, el cual había estado cerca de las obras del puerto de Tarragona, aprovechando así los conocimientos adquiridos en esta ciudad. Por otro lado, Juan José Sister, el director de la Compañía Valenciana de Navegación, se convirtió en el primer representante de la empresa. Ya en el año 1910, las empresas La Roda Hermanos y Compañía Valenciana de Navegación, perteneciente a Vicente la Roda, Antonio Lázaro y Vicente Puchol, se unieron para dar lugar a la Sociedad Valenciana de Navegación, empresa que disponía de 22 buques que establecían comunicación entre 20 puertos distintos.
No fue hasta siete años después cuando, durante la Primera Guerra Mundial, José Juan Dómine, Vicente Ferrer, Joaquín Tintoré y Enrique García fundaron la Compañía Transmediterránea, reuniendo un total de 45 buques. Quedó así demostrada la necesidad de talleres de apoyo y de un astillero.
En primer lugar, Unión Naval Levante surge en el año 1924 comenzando su actividad con el buque llamado “Ciudad de Algeciras” cuya botadura tuvo lugar el 28 de julio del año 1926. Fue así como en sus primeras décadas de vida, esta nueva empresa dedicó su actividad a la construcción y reparación de barcos, una labor esencial para la ciudad, debido a que por su vinculación con el mar y su posición estratégica, la economía de Valencia se sustentaba, en gran parte, en el comercio exterior.
Cabe destacar su importancia como reparador de embarcaciones durante la Guerra Civil Española, época en la que el Puerto de Valencia fue bombardeado y requería de una rápida reconstrucción. En este sentido UNL fue un factor clave que experimentó su expansión gracias a los episodios bélicos de la época.
Una vez finalizada la Guerra Civil y los años devastadores de la posguerra, el país comenzaba a salir hacia delante dando lugar a una serie de transformaciones económicas que recayeron sobre todos los sectores. Fue entonces cuando la industria naval, a partir de los años 50 experimento un gran auge acompañando al resto de la economía española gracias al Plan de Estabilización de 1959 lo que supuso la apertura al comercio exterior.
Al “Ciudad de Algeciras” le siguieron el “Ciudad de Valencia” y “Ciudad de Toledo”. Tal llegó a ser la importancia del astillero que Transmediterránea, en los buques que le encargaba, recordaba los nombres de los fundadores: J.J.Sister y J.J.Dómine. De las gradas salieron docenas de buques de carga y pasaje que acabarían por especializarse en el diseño de buques fruteros y refrigeradores, en ferrys especializados en turismo, transporte de vehículos ligeros y pesados, etc.
Sin embargo, el sector naval español volvía a ser golpeado en la década de los 70 por el fenómeno de la globalización que abría una puerta a la competencia extranjera. Se pasó entonces de un modelo centralizado, por el cual la Industria se apoyaba en el Estado a un modelo de liberalización, el cual estaría basado en el libre mercado y la privatización.
Fue entonces cuando Unión Naval Levante pasó a llamarse Unión Naval Valencia demostrando con este hecho los cambios que se estaban produciendo en el núcleo de la empresa. En el año 1983 llega a la presidencia de la compañía Fernando Abril Martorell el cual llevó a cabo operaciones de ámbito internacional dando lugar así a una nueva etapa de expansión. Tomó el relevo Eduardo Santos el cual siguió la misma estrategia.
Uno de los hitos más importantes fue la botadura del crucero “Crown Jewel” durante las Olimpiadas de Barcelona en el año 1992, hecho que demostró el auge de la empresa en esos momentos tras el cambio nominal y estructural. Con la entrada en los nuevos tiempos modernos y tras la modificación mencionada, Unión Naval Valencia respondía a los nuevos desafíos económicos a los que se enfrentaba. A medida que España se incorporaba en el Mercado Común Europeo y su economía se enmarcaba en la Unión Europea, las empresas comenzaban a prepararse y a responder con eficacia a la competencia extranjera. Este es el contexto en el que la compañía optó por el cambio de nombre enfocándose en un ámbito más local, centrándose en Valencia y no en algo más general como es Levante. El cambio de nombre también coincidió con la transformación de la propiedad y gestión.
Esta modificación reflejó una profunda transformación interna, incluyendo la reestructuración organizativa y la adaptación a los nuevos desafíos del sector naval, así como el reconocimiento de la importancia estratégica de la ciudad de Valencia como centro industrial.
Sin embargo, y a pesar de tener periodos de gran apogeo durante su trayectoria, la competencia de Asia hizo que la empresa viese mermado su crecimiento hasta tener que cesar su actividad en el año 2010, cuando Vicente Boluda era su presidente.
Aunque la compañía tuvo que enfrentarse a muchos retos a lo largo de su historia, incluida la fuerte competencia internacional y la variación en la demanda de barcos, logró mantenerse en el sector durante varias décadas más. Durante los años posteriores, Unión Naval Valencia continuó con su labor de construcción y reparación de embarcaciones, aunque el sector naval español en su conjunto experimentó una importante crisis a finales del siglo XX debido a los problemas de competitividad y la reestructuración de la industria.
El cambio de Unión Naval Levante a Unión Naval Valencia fue un reflejo de los profundos cambios que afectaron al sector industrial y naval en España en el último siglo. Este cambio de nombre no solo representó una evolución en la identidad corporativa de la empresa, sino también un símbolo de la adaptación a un nuevo contexto económico, político y social. Hoy en día, este cambio sigue siendo una parte fundamental de la historia de la ciudad de Valencia y de su influencia en la industria naval española, un sector que continúa evolucionando y enfrentándose a nuevos desafíos en un mundo globalizado.