Martínez reconoció que las exportaciones por vía marítima se han ralentizado y que está creciendo el trasbordo (lo que ha permitido batir récords de tráfico en agosto y septiembre). Además, explicó que mientras que los tráficos transpacíficos sí están creciendo entre Estados Unidos y Asia, la Eurozona se ha estancado por la crisis sanitaria.

Aurelio Martínez y Vicente Pallardó, ayer durnate la presentación del informe

La pandemia es, sin duda, el eje determinante, pero hay otros factores que, en opinión del presidente del puerto de Valencia, marcan la situación actual: la incertidumbre que generan las elecciones en Estados Unidos, la incertidumbre sobre el Brexit y su efecto en el comercio exterior, la depreciación del euro y el retraso en recibir las ayudas europeas de los fondos estructurales. “Las ayudas deben ser para salvar enfermos y no para resucitar muertos”, recordó Martínez.

En cuanto al efecto de que la situación actual tiene en los tráficos portuarios, reconoció que la desaceleración actual “podría complicar el cierre del año, alcanzando resultados negativos”.
Vicente Pallardó reconoció que España reúne la “peor combinación posible de resultados” e insistió en que es vital actuar de manera inmediata para frenar el coste de la pandemia y agilizar lo máximo posible la recepción de ayudas (140.000 millones de euros), asegurando que éstas se destinan a proyectos de calidad, es decir, a infraestructuras, digitalización y sostenibilidad. "Hay que esforzarse en no bloquear los grandes proyectos que añaden valor, de calidad y que promueven y fomentan el empleo y el crecimiento económico", continuó.

Nuevo modelo
En este sentido, Pallardó alertó de la posibilidad de que se pase de “un momento keynesiano”, en el que la prioridad es la continuidad de la actividad a “un momento schumpeteriano”, en el que será necesario dejar de apoyar la continuidad de empresas sin viabilidad futura, es decir, “empresas zombies”. Y es que la existencia de estas empresas y la captación de ayudas por su parte no sólo limita la entrada de nuevas empresas más productivas e innovadora, sino que también genera pérdida de confianza en la economía. En todo caso, esta evolución supondría la pérdida de empleos, de manera que será vital modificar la protección del trabajador con la implantación de programas de recualificación efectiva e incentivos para moverse a otros sectores con mayor futuro.

“Tenemos que invertir en futuro”, apuntó el analista. Reconoció que la oferta se ha recuperado más rápidamente que la demanda, gracias al tirón de China, que será el único país en cerrar el año con resultados positivos, alcanzando un crecimiento de hasta el 15% en las exportaciones.

Por otro lado, y a pesar de las facilidades en la concesión de créditos y de que el Banco Europeo asume de momento la deuda, es esencial tener en consideración el coste de mantener empresas.

Vicente Pallardó también alertó del riesgo de la “japonización”, esto es, el estancamiento que resulta de no invertir, no generar empleo y no interactuar, un supuesto en el que ya se está situando Europa y en particular España. “Debemos seguir adelante con los proyectos que generan empleo y valor añadido y se deberían recibir las ayudas, como muy tarde, en la primera mitad de 2021 para garantizar la recuperación”.