El 90% de los casos de arbitraje en el transporte se llevan a Nueva York y Londres
La semana pasada tuvo lugar en el Colegio de Abogados de Valencia una conferencia sobre el “Arbitraje y el Transporte”. En la mesa de conferenciantes estuvieron presentes Vicente Simó Santonja, presidente de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Valencia; Jorge Selma García-Faria, presidente de la sección de Derecho Maítimo del Colegio de Abogados de Valencia; Carlos Esplugues Mota, catedrático de Derecho Internacional Privado de Valencia; y Agustín Arenas Morcillo, abogado.
El principal objetivo de la ponencia fue el de concienciar, tanto a los letrados como a los expertos en Transporte y Derecho Marítimo, de la importancia de acudir al arbitraje como una medida más rápida, económica y eficaz que los tribunales. Aunque los presentes no pusieron en duda la legitimidad de los tribunales, sí que recordaron que el tiempo máximo que un árbitro tarda en dilucidar un conflicto mercantil es de seis meses.
Asimismo, reconocieron que existen ciertos problemas a la hora de recurrir a las cortes de arbitraje, ya que la mayoría de empresarios tienen una cierta desconfianza hacia la figura del árbitro. Además, en muchas ocasiones el demandado prefiere la “lentitud” de los Tribunales de Justicia, sin olvidar el alto grado de desconocimiento que hay en torno a las Cortes de Arbitraje.
Frente a esto, los ponentes expusieron los casos de las Cortes de Arbitraje de Londres, París o Nueva York. En el caso de la primera, se recordó que atienden una media anual de 2.500 a 3.000 casos, siendo los datos muy similares en los demás casos.
En ese sentido, Carlos Esplugues afirmó que el 90% de los casos de arbitraje en el sector del transporte y el Derecho Marítimo se llevan a las Cortes de Londres y Nueva York, y “el resto en Kyoto y París”, dejando al resto, entre las que se encuentra Valencia, casos testimoniales.
Las soluciones ante esta situación pasarían, en primer lugar, por intentar cambiar el enfoque en las Facultades de derecho, “donde se prepara a los alumnos para la cultura del litigio, y no la del arbitraje”. De esta forma, tanto los abogados como los empresarios recurrirían más a las Cortes de Arbitraje, descongestionando, a su vez, los Tribunales de Justicia.
Sin embargo, no faltaron las voces críticas con el método del arbitraje. Algunos de los asistentes mostraron cierta desconfianza hacia estas medidas, y afirmaron que las resoluciones finales carecen de la fuerza legal necesaria para hacerse cumplir. Asimismo, apostaron por una mayor información sobre las Cortes de Arbitraje, ya que en ocasiones no se recurre a ella por desconocimiento.