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Historias del Puerto de Valencia. La historia del Muelle de la Xità refleja la tradición pesquera de Valencia
El Muelle de la Xità es un ejemplo del avance del Puerto de Valencia, ya que conforme éste último ha ido creciendo, el muelle ha evolucionado con él como elemento clave ligado al desarrollo del comercio
VM, 13/12/2024

Durante los últimos meses, la Unión Europea se ha puesto sobre la mesa la implementación de nuevas normas de pesca en el Mediterráneo, entre las que se incluyó la reducción de los días de pesca para garantizar así la supervivencia de las especies marinas. Sin embargo, esta semana desde la UE se plantea la modificación de las mencionadas normas para mitigar los efectos socioeconómicos que podrían sufrir las personas que se dedican al sector pesquero. pic

Este debate social afecta de forma directa al Puerto de Valencia por su fuerte tradición pesquera. En este sentido, destaca el Muelle de la Xità, zona en la que, en un pasado, la imagen de los trabajadores del mar pescando desde esta infraestructura era de lo más normal.

El Muelle de la Xità fue concebido en sus orígenes para facilitar el comercio y la carga de mercancías, como cereales, productos agrícolas y textiles. A lo largo del siglo XX, este muelle se utilizó principalmente para el tráfico comercial, y no tanto para la descarga de pescado fresco o actividades directamente relacionadas con la pesca. pic

Sin embargo, en el contexto de la economía local, el Puerto de Valencia en general sí tenía relación con la industria pesquera. Al estar vinculado a la red de transporte marítimo y tener acceso a rutas comerciales internacionales, el puerto era clave para el comercio de pescado en grandes volúmenes, especialmente en lo que se refiere a productos conservados, como el pescado salado o seco, que se exportaba a diversas partes del mundo. Este tipo de productos se manejaban a través del Muelle de la Xità en sus primeros años de actividad.

Esta infraestructura es un ejemplo del avance del Puerto de Valencia, ya que conforme éste último ha ido creciendo, el muelle ha evolucionado con él como elemento clave ligado al desarrollo del comercio.

Orígenes del Muelle
La historia del Muelle de la Xità comienza en el siglo XX, concretamente. Hasta el año 1986 no estuvieron finalizados los accesos terrestres. Con una dotación de 6 grúas de 16 toneladas instaladas, durante este periodo se consiguieron manipular unas 700.000 toneladas, en su mayor parte granel sólido. Todo ello ocurre en una época de expansión y modernización del Puerto de Valencia.

El puerto, desde su fundación en el siglo XV, había sido un centro de comercio vital para la ciudad. A lo largo de los siglos, el puerto fue sometido a varias ampliaciones y mejoras para adaptarse a las nuevas necesidades comerciales y a los avances tecnológicos en la navegación.

Con el auge del comercio marítimo y la industria, se hizo evidente la necesidad de aumentar la capacidad del puerto para acoger buques más grandes y permitir la circulación de mercancías de manera más eficiente. Fue en este contexto que comenzaron a planificarse nuevas infraestructuras, entre ellas el Muelle de la Xità.

Este muelle, que originalmente se proyectó como parte de una ampliación de la zona portuaria, iba a servir como un punto estratégico para la carga y descarga de mercancías, en particular para la industria que estaba floreciendo en la ciudad.

Función Inicial
La construcción del Muelle de la Xità comenzó como parte de una serie de reformas que el puerto de Valencia necesitaba para mantenerse competitivo frente a otros puertos del Mediterráneo. El muelle fue diseñado para ser una infraestructura moderna, capaz de recibir buques de mayor tamaño que los que tradicionalmente llegaban a las instalaciones del puerto.

El Muelle de la Xità se construyó con una estructura sólida y eficiente, diseñada para optimizar la carga y descarga de productos. En sus primeros años, fue principalmente utilizado para la importación de productos agrícolas, como cereales y frutas, que eran esenciales para abastecer la ciudad y su área metropolitana. Sin embargo, pronto predominó el comercio del carbón. El muelle también jugó un papel crucial en la exportación de productos textiles y otros bienes manufacturados, lo que reflejaba el crecimiento de la industria local.

Además, en sus primeros años de actividad, el Muelle de la Xità fue una pieza clave para el comercio con América, África y otros destinos internacionales. Esto lo convirtió en uno de los puntos clave del comercio exterior de Valencia y de toda la región.

En las décadas posteriores, con el avance de la tecnología y la aparición de nuevos tipos de carga, el Muelle de la Xità comenzó a experimentar ciertos desafíos. La llegada de buques más grandes y la necesidad de modernizar las infraestructuras para adaptarse a estos nuevos retos hizo que el muelle fuera lentamente desplazado por otras áreas del puerto que ofrecían mayores capacidades y tecnología más avanzada. pic

Reconstrucción
Con el paso de los años y la transformación del Puerto de Valencia, la función del Muelle de la Xità también comenzó a cambiar. El crecimiento del turismo y la aparición de nuevas actividades recreativas en la ciudad llevaron a una reconfiguración del puerto. El Muelle de la Xità, que hasta entonces había sido un lugar principalmente dedicado al comercio, comenzó a ser utilizado también para actividades recreativas, como puede ser la pesca deportiva, y turísticas.

El Muelle de la Xità, al estar situado cerca de la zona urbana, se vio incluido en estos planes de reurbanización y transformación. Así, el muelle pasó a formar parte de una red de instalaciones dedicadas al ocio, con la creación de espacios para la atracción de turistas, la organización de eventos culturales y deportivos, y el desarrollo de zonas comerciales.

La infraestructura, al igual que otras partes del puerto, se modernizó para permitir la llegada de embarcaciones de recreo, lo que contribuyó a la consolidación de Valencia como un importante destino turístico en el Mediterráneo. El diseño de nuevos espacios para el paseo, restaurantes y comercios transformó la zona en un lugar dinámico y atractivo tanto para los habitantes de la ciudad como para los turistas.

Actualidad
Desde el año 2016, Ford España adquirió este muelle, que hasta el momento se usaba sobre todo como terminal de graneles sólidos. El área de ocupación efectiva de lo que a partir de entonces empezó a ser una terminal de automóviles fue, en principio, de 101.072 m², aunque las actuaciones realizadas alcanzaron 123.478 m² incluyendo la zona de operaciones de la riba del muelle y los viales exteriores.

De esta manera, el Muelle de la Xità quedó distribuido en diferentes zonas. Por un lado, estaba el almacenamiento de vehículos, pavimentada con un firme flexible de mezclas bituminosas en caliente sobre antiguos pavimentos ya existentes. Además, en el muelle se ubicó la zona de operaciones de forma paralela al cantil.

A todo ello se suma la plataforma central hormigonada que divide por la mitad la zona de operaciones y aloja dos vías de ferrocarril de ancho ibérico. Por último, alberga un aparcamiento exterior de vehículos ligeros. Estas obras finalizaron en abril del año 2018 con un coste total de 3,2 millones de euros.

Hoy en día, el Muelle de la Xità sigue siendo un lugar de relevancia en el Puerto de Valencia, aunque su función ha cambiado drásticamente desde sus inicios. Mientras que en sus primeras décadas fue un centro neurálgico del comercio, en la actualidad su papel se centra en actividades turísticas y recreativas. Sin embargo, el muelle conserva una gran carga histórica y simbólica, siendo testigo del desarrollo de la ciudad y de su evolución hacia una ciudad
portuaria moderna.

El Muelle de la Xità es un claro reflejo de la historia del Puerto de Valencia y de la ciudad misma.

Desde sus inicios como un centro de comercio clave para la industria y la economía de la región, hasta su transformación en un espacio de ocio y recreación en los años posteriores, el muelle ha sido testigo de los grandes cambios que han definido a Valencia como una ciudad portuaria moderna. A lo largo de los años, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, manteniendo su valor histórico y cultural mientras se reinventa para cumplir nuevas funciones. En este sentido, el Muelle de la Xità no solo es un lugar de paso, sino también un símbolo de la capacidad de la ciudad para adaptarse y evolucionar sin perder su conexión con el pasado.



 

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