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Historias del puerto de Valencia. El Puerto de Valencia: de la devastación en la Guerra Civil a su reconstrucción como hub estratégico comercial
VM, 23/09/2024

El Puerto de Valencia ha sido testigo del desarrollo comercial que ha vivido la ciudad, sobre todo en los dos últimos siglos. Además, sus cimientos también han soportado los efectos de las problemáticas políticas y sociales. Ejemplo de ello es la Guerra Civil Española, evento que resultó determinante para esta infraestructura, que además sufrió la pobreza y represión de los años posteriores. El puerto desempeñó un papel crucial durante el conflicto y destaca cómo su reestructuración y modernización tras éste, contribuyeron a la recuperación económica de Valencia.

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Vista aérea del Puerto de Valencia durante los bombardeos de la Guerra Civil


El 18 de julio del año 1936, el mundo de todos los españoles y españolas se para. Comienza la Guerra Civil. Valencia se convierte en centro de lucha contra el bando nacional y a acoger a la resistencia. El bando republicano se sustentaba gracias al Puerto, a través del que llegaban las armas, suministros alimenticios y la ayuda que llegaba gracias a las organizaciones internacionales.

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Barcos destrozados por los ataques en la Guerra



A su vez, su posición estratégica, a pesar de que para lo anterior fuese una ventaja, también lo convirtió en el objetivo de bombardeos por parte de las fuerzas franquistas y sus aliados, es decir, Italia y Alemania.

El Puerto de Valencia fue objetivo de más de 500 ataques por parte de las aviaciones italiana y alemana durante el conflicto. La cifra de combatientes y civiles que murieron no se conoce con exactitud debido a que los datos se ocultaban a los ciudadanos para que no conocieran el impacto de la barbarie. No solo hubo víctimas humanas, sino que los edificios también sufrieron los efectos del conflicto, entre ellos, el Puerto de Valencia y todas sus estructuras; el distrito de los poblados marítimos fue blanco de diversos bombardeos.

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Avión sobrevolando el Puerto de Valencia



A pesar de los ataques y la destrucción el Puerto de Valencia continuó funcionando, aunque con límites, propiciando así la supervivencia de la ciudad como zona de resistencia y defensa de la República.

En noviembre de 1936 Madrid cae en manos de los nacionales. Es entonces cuando Valencia se convierte en capital de la República. Durante este periodo de tiempo, el tráfico marítimo aumentó para proveer a los combatientes de armas. Además, el Puerto servía como salida de las personas que querían huir del horror de la guerra. La funcionalidad de este enclave lo convirtió en objetivo principal de los bombardeos, sobre todo, por parte de la aviación italiana.

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Combatientes en la Guerra posan con una bomba



Sus infraestructuras sufrieron los efectos de los ataques quedando destrozadas.

En marzo de 1939, una semana antes de que finalizara la Guerra en todo el país, Valencia cayó en manos franquistas. Comienza así un largo periodo de represión. Tras la ocupación, el puerto estaba gravemente dañado: 20 buques hundidos, 36 dañados y los edificios que se construyeron para hacer frente al crecimiento económico de la ciudad, destruidos. Las grúas y la dársena quedaron inservibles, de manera que todo lo que queda actualmente, es la reconstrucción de lo que el Puerto de Valencia fue en su día. Al pasear por los poblados marítimos, zona especialmente afectada por los bombardeos, las cicatrices de la guerra todavía son evidentes.

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Edificio del Reloj resiste a los ataques de la Guerra Civil



Reconstrucción
El bando nacional se proclama vencedor de la Guerra Civil Española y reprime con especial crudeza a los partidarios del bando republicano. El modelo económico de la época en toda España seguía el régimen de autarquía, de manera que el comercio exterior se redujo casi hasta desaparecer. La actividad del puerto, basada en recibir y enviar mercancías al resto de países, quedó parada. Esta situación dio lugar a que los pocos edificios y elementos que sobrevivieron a los bombardeos, no pudieran ser utilizados, de manera que no parecía rentable invertir en reestructurarlos. Sin embargo, el Puerto de Valencia necesitaba con urgencia esa reconstrucción para así recuperar todas aquellas plataformas que se habían construido para hacer frente al crecimiento económico de Valencia a finales del siglo XIX y que quedó frenado en los años posteriores a la guerra.

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Poblados Marítimos fue de los distritos más afectados


La falta de recursos y el aislamiento internacional del régimen franquista durante la década de 1940 agravaron estos problemas.

Modernización
En los años 50, el país comienza a recuperarse progresivamente y derrumba las barreras invisibles que suponía la autarquía. España volvía a exportar sus productos al resto de países. Con este paso, la remodelación de las infraestructuras portuarias se convirtió en una necesidad inminente, de manera que se ampliaron y repararon con el objetivo de que el Puerto de Valencia pudiera hacer frente a la creciente demanda de mercancías que, en el caso de Valencia, sobre todo, eran productos hortofrutícolas de la huerta. Además, el Puerto era una de las principales entradas para las adquisiciones procedentes del exterior.

La dársena se amplió y se construyeron nuevos muelles para acoger el aumento de tráficos marítimos y también con el objetivo de poder acoger barcos más grandes, con una mayor capacidad. De esta manera, el Puerto fue cada vez más eficiente.

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Edificio portuario sufre los efectos de los bombardeos de las aviaciones italiana y alemana



El auge del comercio exterior supuso a su vez el crecimiento y económico de la ciudad y, por tanto, el impulso al desarrollo industrial. Las fábricas que iban apareciendo en Valencia y en sus alrededores requerían de buenas conexiones con el exterior para poder llevar a cabo su actividad. Estas dos realidades, la externalización y la industrialización empujaron al Puerto de Valencia a ocupar un puesto destacado en el ranking de puertos de España.

La tecnología continuó avanzando y ya, a finales de los 90 llega a Valencia un nuevo elemento que facilitaría el transporte de mercancías; se trata de los contenedores que fue adquiriendo el Puerto, lo cual transformo la forma en la que hasta entonces se comercializaba con el exterior, permitiendo optimizar los resultados y, por tanto, hacer crecer los beneficios. Valencia seguía escalando posiciones para situarse entre los puertos más importantes del Mediterráneo.

Tal y como había pasado anteriormente con la necesidad de hacer frente a la liberación de la autarquía, con la modernización y la inclusión de los contenedores en la forma de operar fue necesaria la construcción de nuevas infraestructuras especializadas que facilitaran el transporte de los diversos productos que pasaban por el Puerto de Valencia. Sin embargo, la transformación no solo ocurrió a nivel estructural. A nivel interno cada vez se hacía más evidente la necesidad de administrar de manera efectiva y organizada la gestión de una entidad que crecía de forma exponencial. Es entonces cuando en el año 1992 se crea la Autoridad Portuaria de Valencia. Pocos años atrás, España había entrado en la entonces Comunidad Económica Europea, concretamente en 1986, lo cual facilitaba y potenciaba el comercio exterior.

El Puerto de Valencia tal y como lo conocemos hoy en día continúa creciendo posicionándose como uno de los más importantes a nivel comercial en el Mediterráneo. Por ello es objetivo de diversas remodelaciones como puede ser la ampliación de la dársena. También es importante señalar que se enfrenta a retos medioambientales relevantes a los cuales hace frente para seguir siendo un motor de la región valenciana.

En definitiva, el puerto de Valencia ha demostrado su capacidad de Resiliencia ante los diferentes conflictos a los que se ha enfrentado, tanto a nivel estructural como administrativo. Pasando de los bombardeos de la Guerra Civil a cómo resistió durante la escasez económica de la posguerra hasta el día de hoy, en el que hace frente a la constante evolución del sector portuario ante una inminente globalización.



 

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