Comunidad y utopías
Comunidad, hermosa palabra que la Real Academia de la Lengua define en 8 significados igualmente válidos, según el contexto y lugar de uso. Se contempla desde Comunidad Autónoma, cualidad en común, conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes, conjunto de las personas de un pueblo, región o nación y hasta levantamientos populares (principalmente los de Castilla en tiempos de Carlos I).
De C.C.A.A mejor lo dejamos para otra ocasión, dado que el esperpento que vivimos en la nación con decisiones dispares por región ante calamidades similares es ridículo, ineficiente y ruinoso. Cada región tiene sus derechos y cagarla de manera diferente está entre ellos. De Comunidades de propietarios hay miga que poder desgranar. En España tenemos más de 5 millones de comunidades de propietarios censadas y registradas… Son organizaciones importantes para velar por el bienestar de la comunidad, fomentando la buena convivencia entre vecinos. Algo que un mundo utópico es sencillo, práctico, útil y relevante. La cruda realidad es que el consenso entre vecinos de una misma Comunidad, suele brillar por su ausencia. Nunca llueve a gusto de
tod@s. Gente que vive con otra gente alrededor. Es lógico pensar idílicamente que todos se llevan como familia, se ayudan y apoyan en los momentos necesarios. La proximidad física, como indica el refranero, debería ser argumento válido, el roce hace el cariño, para reforzar el espíritu comunitario y de colla vecinal. Nada más lejos de la realidad. Debe ser cosa del Lebensraum que Hitler promulgaba en Mein Kampf, el espacio vital que cada ser humano necesita para desarrollar su felicidad. Vivir rodeado de gente no es tan sencillo como debería resultar en demasiadas ocasiones. Disputas mil, opiniones de todos los colores y atención por los temas que a cada vecino más interesa. Total, no es fácil hacer cosas útiles en una Comunidad de vecinos. Todos tienen derechos, pero también obligaciones como afrontar las cuotas anuales, pero la morosidad en este aspecto societario parece algo aceptable, hasta guai… el país se va al carajo por este tipo de gente morosa que va de lista por la vida.
Pues en la Comunidad logística hay más brega si cabe, y este 2022 puede resultar un Vía Crucis para muchos pequeños y medianos jugadores en todos los eslabones de la cadena de suministro global. Desde productores OEM, transitarios, camioneros, almacenistas, despachantes, administrativos varios, nadie se salva de la marea venidera. En una Comunidad, los que pueden deben ayudar a los necesitados. En el sector logístico, nadie va a ayudar a nadie. Es más, todos esperan que el resto se arruine, desaparezca o sea absorbido por otra más grande. Más pastel a repartir se solía decir. El problema que hay enfrente es que no hay más pastel, sólo más deuda, que nadie puede afrontar, y esas situaciones suelen resolverse de una manera violenta. Esperemos que la Comunidad Logística no contribuya a movilizar conflictos armados, los cuales siempre requieren de transporte a gran escala. A la historia me remito.
Vivir en Comunidad es un sueño utópico ideal si pudiera llevarse a cabo de manera ecuánime y justa, pero la vida no lo es por lo que las utopías mejor se quedan en los libros y nos pensamos en cómo convivir, tanto entre los vecinos que nos rodean a diario como en el sector que mueve el mundo.