De hecho, a pesar de los ríos de tinta que se han escrito, sobre la Ampliación Norte, sobre los enfrentamientos personales, el abrazo entre Ribó y Martínez fue más que cordial. Cuando el titular de la APV salió a recibir a Ribó, le respondió con un inmediato: “Lo que quieras, alcalde”, a la petición que le trasladó Ribó mientras se estrechaban las manos: “Te vaig a demanar cambis en els criteris de valoració”.
Minutos más tarde, sin ruido, el alcalde dio luz verde a la nueva estación de pasajeros, uno de los proyectos estrella del equipo que coordina Martínez. El puerto, también sin ruido, aceptó todas y cada una de las peticiones de la corporación municipal.
Los que conocen a ambos políticos destacan el aprecio personal, el respeto que existe entre Ribó y Martínez, a pesar de sus discrepancias ideológicas, que no son pocas. Pero la frase literal de Ribó: “Yo no estoy contra el puerto”, es toda una declaración de intenciones.
En este panorama de distensión, pum!, apareció el mirlo suelto. El consejero Iván Castañón , que se estrenaba en el órgano de decisión portuario, fue el único que votó en contra de la terminal marítima, ante la sorpresa del resto consejeros. Incluido el alcalde, de su mismo partido. Castañón es una de las espadas de Mónica Oltra en el Consejo de Administración, sable que ha cortado dos cabezas: la de Josep Vicent Boira y la de Quico Fernández.
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Joan Ribó y Aurelio Martínez |
El primero, actual Coordinador Europeo del Corredor Mediterráneo -ahí es nada- es uno de los mayores expertos en infraestructuras ferroviarias de Europa. Alguien ha tenido la brillante idea de dejarlo fuera, como su fuéramos sobrados de talento. El segundo, Fernández, ex alcalde de Sagunto, que supo maniobrar para que sus constantes reivindicaciones con respecto al puerto de Sagunto se tuvieran en cuenta.
Ayer volvimos a amanecer con las aguas turbias. Horas después de que el propio alcalde bendijera la terminal, y aprovechando que el temporal Gloria pasaba por aquí, el senador Mulet, también de Compromís, aportó su grano de arena a estas aguas revueltas. Así, alertó de los efectos desastrosos en el litoral valenciano, equiparándolo a la “bárbara” ampliación del puerto de Valencia. Otras voces expertas advertían que la futura terminal de pasajeros del puerto de Valencia será el principio del fin. Aunque nadie explica dónde está el principio ni dónde está el final.
Decía Machado: En este país, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa. Parece que urge encontrar la cabeza pensante.