Puertos = Poder no es solo una ecuación económica, sino una realidad estratégica. Los puertos son puntos neurálgicos en el sistema global, donde convergen intereses comerciales, políticos y de seguridad. En un contexto de creciente rivalidad entre bloques, el control y desarrollo de puertos se ha convertido en una herramienta fundamental para consolidar el comercio, poder e influencia global.
La utilidad y rendimiento de cualquier puerto residen en su ubicación geográfica. Los enclaves geoestratégicos más codiciados son los que tienen una connotación militar, dado que después de la economía y la política siempre está detrás el componente bélico-militar. Los puertos están pasando de ser nodos económicos a enclaves geoestratégicos de manera acelerada. Las inversiones de la Nueva Ruta de la Seda (BRI) en terminales portuarias a nivel global así lo denotan. En la actualidad, hay más de un centenar de puertos y terminales en propiedad o participación de empresas chinas por todo el mundo.
Las posiciones adquiridas en los cuellos de botella del transporte marítimo mundial resultan críticas, dado que se ostenta un poder de influencia sobre el comercio internacional. El estrecho de Malaka, el estrecho de Ormuz, el canal de Suez, el estrecho de Gibraltar, el canal de la Mancha y el canal de Panamá. Controlando estos enclaves se puede ahogar el comercio, bloqueando a regiones por completo.
En la actualidad, China controla puertos críticos como Gwadar (Pakistán), Hambantota (Sri Lanka), Yibuti, Colón (Panamá), Paranaguá (Brasil), Chancay (Perú) y hasta una terminal en Valencia. Estos puertos resultan clave en sus regiones para distribuir las mercancías por vía marítima, con claras connotaciones militares.
Ahora que las empresas americanas y europeas deslocalizan producción fabril hacia India y Vietnam, China también ha expandido globalmente su red de fábricas a países emergentes en el Sudeste Asiático, LATAM y África. Especialmente Latino América y el Caribe han resultado del interés del gobierno de Pekín, los recursos naturales del continente son deseados por China. Por este motivo, la influencia portuaria en la región ha sido importante.
Obviamente, Chancay ha resultado la jugada maestra de Xi Jinping, habiendo asegurado exclusividad durante 30 años, renovables, que pueden cambiar el patrón de comercio de mercancías en el Pacífico, monopolizando los tráficos de China, Asia, Sudamérica y Oceanía. Es previsible que las economías de escala, que se alcanzarán en las modernas terminales de Chancay, minimicen los costes y los errores/accidentes portuarios. Mover buques ULCV de 24,000 TEUS en servicio directo supone un golpe en la mesa relevante. Ahora EEUU quiere apoyar el nuevo megapuerto de San Antonio, si bien llegan años tarde. Se anuncia que el próximo año se licitarán las obras, por lo que veremos cuándo se puede hacer realidad. Durante esos años, Chancay ya habrá perfeccionado las operativas y llevará tiempo de experiencia sobre San Antonio.
Por último, mencionar la implicación de los puertos en la Seguridad Nacional. Los puertos, además de mercancía general, movilizan alimentos, minerales y petróleo, por ejemplo, que son cargas críticas, así como vitales, para el día a día en cualquier sociedad.
Claramente, en la sociedad, los puertos son poder.