¡Y nos parió la abuela!
No estaban suficientemente castigados el país y la economía, como para que se atranque el canal de Suez.
Los cargadores y por ende los consumidores podemos esperar sentados un rato. El tapón que tenemos con un megabuque de 399 metros de eslora puede acarrear consecuencias poco deseables en semanas venideras. El colapso de buques empeora a diario en ambos lados del canal. Las conexiones del Mediterráneo con el Golfo Persa, la región Índica y Asia-Oceanía pasan mayormente por esta vía, por lo que es sencillo prever que las externalidades negativas que pueden producirse en la industria, comercio y consumo son evidentes. Retrasos, aglomeración y sobrecostes que nadie quiere pagar. Rescatar un megabuque (ULCV) en las arenas del Canal de Suez va a resultar una hazaña importante, en la que se deberá ir con todo, o sea, quitar carga, bunker, agua, dragar y remolcar para encarar. Esperemos se destapone rápidamente o la cosa irá peor en breve de manera generalizada.
El mercado ya estaba bastante convulso debido al extraño comportamiento padecido en el precedente año de pandemia, lo que puede venir emporara aún más la situación de muchas empresas. El efecto bola de nieve es claramente negativo para las navieras globales, dado que a mayor número de buques con ese tránsito, mayores dolores de cabeza. Fondear, SKIPs, Cut&Run, atracar en puerto y operar para minimizar impactos, o cambiar la ruta al Cabo de Buena Esperanza bordeando todo el continente africano… todo es hacer números y tratar de afrontar las pérdidas, sobrecostes y empeoramiento del servicio ofrecido a los clientes de la mejor manera posible. Las tres alianzas es están seriamente afectadas y las compañías de Feeders padecerán esta situación en breve y con mayor estrés si cabe.
Las ineficiencias llegarán a las terminales en breve, de hecho, parece que a Algeciras ya se le están cancelando escalas y probablemente el arrastre negativo alcanzará a los servicios Transatlánticos, África Occidental y Norte África, que trasbordan en Algeciras, para formar otro cuello de botella con repercusiones extensas en el tiempo y perniciosas en general. Valencia y Barcelona también padecerán congestión de contenedores tanto de import como de exportación, con demoras y ocupaciones pagaderas y por pagar.
Las navieras y terminales tienen un fondo, dado que ganaron mucho en los precedentes meses, ahora podrán aguantar estas “molestias”, pero la carga y por ende el consumidor lo va a tener que pagar y sufragar, o dejar de consumir. Son nuestras PYMES y autónomos los que pueden pagar los platos rotos sin apenas posibilidades de rescatarlos. Quizás muchos actores de pequeño, y no tan pequeño tamaño, en el sector logístico nacional no vea el final del año en pie o seriamente tocada.
Siempre se puede cambiar a aéreo, ferrocarril o, ¡hasta a camión directo! Pero las inconveniencias que comportan son como si nos pariese la abuela.