Algo pasa
No voy a mentar un hecho, aunque por su relevancia debiera, porque ya es "el hecho" y una vez que, nos guste o no, parece que ya nos hemos acostumbrado a convivir con él, (debe ser esto la nueva normalidad esa que dicen….), empiezo a mirar hacia arriba, al frente y hacia atrás, con la tranquilidad de asumir que las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran, para darme cuenta de que algo lleva mucho tiempo ocurriendo, a costa de la digitalización y que cumple su zenit mientras "él" atrae nuestra atención.
Empezamos por transportar nuestra intendencia desde la balda al carrito, pasar las rayas por la luz a la vez que hablamos con la máquina que colecta. Igual con cualquier necesidad material que consumimos de forma regular. El agua de vida de nuestro medio de transporte nos la auto servimos, no sin antes haberla auto sufragado. Los amos de la alcancía en la que guardamos nuestro supuesto futuro deciden las franjas horarias en la que podemos disponer, consultar, trabajar nuestro humilde metal. Entre ellos se juntan en el patio, nos obligan a hacer su trabajo, por el que sí que nos cobran y deciden convertir en funcionarios fijos o temporales a los que hemos suplido nosotros mismos, pagando claro está. ¿Y qué va a pasar con esos temporales cuando acabe su periodo de gracia? Los propietarios, o arrendatarios, de artefactos de más de 24 metros, que navegan y que cuentan con cubierta corrida han decidido controlar la tierra, ya que el mar sigue siendo una incontrolable aventura, no como la ley de la oferta y la demanda que sí parece ser controlable. Menos mal que la patria del pelirrojo está analizando la corrección de esos hechos mientras, por estos lares, surcan tranquilos. Por descontado que creo en la ciencia, en la necesaria inversión para su permanente desarrollo, en la digitalización, en la tecnología, pero no creo que tengamos que seguir entregando nuestras vidas y nuestro futuro a las redes. Claro que la digitalización no baja los brazos ni se para hasta que se atienden con más o menos éxito sus ideas, pero la razón tiene razones que la propia razón desconoce, razonar. La tecnología va a darnos la mejor respuesta, "ipso facto", a miles de millones de preguntas, pero antes, todas esas variables habrán salido de la mente humana. La impunidad psicológica que garantizan las plataformas no es posible cuando unos cuantos o muchos seres humanos deliberan o discuten cara a cara, aunque sea a través de una pantalla. Necesitamos creer en que ese cambio va a traer futuro, un futuro próspero para todos, pero para todos los que viven, en especial para los que ahora sobreviven. No estamos dispuestos a salir de la zona de confort, porque ya no vamos a entrar en ella. Que dejemos pasar ese tren, porque pasaran muchos más. A los que deciden, sepan Vds. que "un bocadillo de poder solo sabe a pan" (Sarah Connor).