Algo que ha caracterizado a la Fundación Pro-AVE es la defensa de inversiones fundamentales para la Comunidad Valenciana y España con seriedad y mesura. Hemos defendido el trazado del tren de alta velocidad entre Madrid y la Comunidad Valenciana con argumentos serios sobre rentabilidad e impacto socio-económico. La experiencia del AVE Madrid-Valencia y los resultados del poco más de medio año de funcionamiento de la alta velocidad entre Madrid y Alicante, nos avalan. Hemos defendido el Corredor Mediterráneo porque entendemos, con razones muy sólidas, que será la medida de mayor impacto para el crecimiento futuro y el cambio de modelo productivo del gobierno de España. Y lo hemos defendido apoyando el tercer carril, como medida provisional, porque somos conscientes de las dificultades presupuestarias.

Esta trayectoria de seriedad y mesura nos avala para reivindicar la mejora de la línea férrea Valencia-Zaragoza. La defendemos con la misma convicción con la que promovimos el AVE Madrid-Comunidad Valenciana y estamos reivindicando el Corredor Mediterráneo. Pero lo hacemos con la fuerza que aporta el impacto económico y la función integradora que una inversión muy modesta puede tener para la economía valenciana, para la del Valle del Ebro y para la de España.

Y ello por varias razones: 1) Porque permitirá mejorar la conectividad entre los puertos valencianos, especialmente el complejo portuario Valencia-Sagunto, con la principal plataforma logística del sur de Europa, la de Zaragoza-Plaza, y el norte de España (especialmente Logroño, Navarra y el País Vasco). 2) Porque supondrá avanzar en el desarrollo del tráfico ferroviario en España, muy atrasado en comparación con Europa y con las tendencias del transporte del siglo XXI. 3) Porque contribuirá a desarrollar la combinación transporte ferroviario-transporte marítimo en el tráfico de mercancías, en línea con las tendencias de los tiempos y con importantes efectos económicos y medioambientales. 4) Porque supone crear una nueva salida al Mediterráneo de Aragón, Navarra, Logroño y El País Vasco, hasta ahora monopolizada por los puertos catalanes. La necesidad de esta salida ha sido reclamada repetidas veces por la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), dado que favorece la competencia, la competitividad de la producción nacional y las exportaciones. 5) Porque representará un espaldarazo al puerto interoceánico de Valencia, un importante motor de la economía valenciana.

Aunque sea una línea de vía única y no electrificada, permite, con las adecuadas mejoras que eleven su eficiencia, el tráfico fluido de mercancías, dado el escaso uso que de ella se hace para el tráfico de pasajeros. La reciente adjudicación del Centro Logístico Ferroviario de Zaragoza-Plaza a un consorcio de empresas con presencia de intereses privados y públicos valencianos, abre una gran oportunidad de intensificar el tráfico de mercancías por ferrocarril entre Zaragoza y Valencia. Un tráfico que podría multiplicarse sensiblemente en poco tiempo, haciendo no sólo rentable la inversión, sino abriendo un nuevo y relevante tráfico de mercancías por ferrocarril entre el norte de España y la Comunidad Valenciana. Con ello mejoraría la conectividad de esta última con el importante eje de desarrollo del Valle del Ebro y se obtendrían importantes beneficios medioambientales. Las actividades más beneficiadas serán las de la automoción, la agroalimentación y la siderurgia, pudiendo multiplicarse la cantidad de mercancía transportada en poco tiempo, y con perspectivas de un sensible incremento en el medio y largo plazo. ¿Qué es necesario hacer para mejorar la conectividad por la vieja línea Valencia-Zaragoza? Las actuaciones que incrementarían la eficiencia de la línea en una primera fase son: 1) Mejorar el acceso a los puertos y crear puntos de cruce entre Sagunto y Zaragoza que permitan que la capacidad del ferrocarril sea superior. 2) Puesta en marcha de un control centralizado de tráfico. 3) Modernizar y adecuar las actuales pendientes del trazado para ganar en velocidad y seguridad. La inversión económica estimada para llevar a cabo estos cambios no supera los cuarenta millones de euros, algo perfectamente asumible por Fomento. La electrificación, aunque muy importante, puede posponerse algún tiempo.

La opción que proponemos desde Pro-AVE no sólo es conveniente para el país, sino realista, por la baja inversión inicial, y moderada, por el carácter progresivo de la modernización de una línea ferroviaria prometedora. La economía española, al igual que la valenciana, está iniciando una fase de recuperación, como muestran los indicadores macroeconómicos. Pero la consolidación de esta recuperación requiere de expectativas favorables y de decisiones privadas y públicas transformadoras para reconstruir la economía e impulsar un nuevo modelo de desarrollo más consistente. La mejora de la conectividad entre los territorios dinámicos de España, así como la creación de las infraestructuras que mejoren la competitividad de las empresas y de nuestros puertos, resulta fundamental para impulsar este proceso transformador. Pero cuando los recursos son escasos, las inversiones deben ser selectivas, pensando en su impacto y rentabilidad. La mejora de la línea ferroviaria Valencia-Zaragoza supone una inversión muy modesta, rentable para el Estado y con un impacto a medio y largo plazo muy notable, tanto para la Comunidad Valenciana y el Valle del Ebro como para la reactivación y competitividad de la economía española. Estos son pequeños actos que engrandecen a los pueblos.

Los valencianos debemos ser conscientes de la relevancia de estas mejoras y defenderlas con fuerza, porque en ellas está nuestro futuro. El ministerio de Fomento debe impulsar proyectos realistas y que promuevan el desarrollo socio-económico, como este. Su puesta en práctica no admite espera.

Federico Félix Real - Presidente Fundación Pro-AVE