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Una huelga “normal”
Cristina Saiz, 15/11/2012

Son las diez de la mañana y es obvio que quedan muchas horas por delante de huelga general, catorce para ser exactos. Está claro que es imposible realizar una valoración del seguimiento que ha tenido la convocatoria. No puedo valorar, todavía, si los puertos han parado al cien por cien, si el personal de las autoridades portuarias ha decidido plantar cara a los recortes y llevar su protesta a la máxima expresión que permite la Constitución o si, por el contrario, son mayoría aplastante los que han optado por ejercer su derecho al trabajo.

Sin embargo, y a pesar de que parece (repito) obvio que es pronto, el Gobierno, en boca de Cristina Díaz, directora general de Interior y una habitual de este tipo de “saraos”, tiene más que claro que el país se ha despertado en la más absoluta normalidad. Ella ya lo sabía a las 6,00 horas, a falta de 18 para el fin de la jornada.

Al margen de la postura que uno adopte, parece bastante lógico pensar que ligar la palabra “huelga” a “normalidad” es, cuanto menos, curioso. La huelga se sale de la normalidad, supera lo habitual y es la manifestación extrema de una conciencia que protesta y, ahora más que nunca, de una realidad que se ahoga con recortes, con un 25% de paro, con una diferencia cada vez mayor entre pobres y ricos (España es el país europeo que más marcada tiene esta distancia y todo apunta a que irá a más), con un potencial de profesionales jóvenes y (ahora sí) “sobradamente preparados” que están abandonando la piel de toro porque se desesperan de estar en casa viendo Gandía Shore.

Elija uno lo que elija, la huelga no puede ser normal; es legal, pero ¿normal? En algo más de seis meses los sindicatos se lían la manta a la cabeza y realizan dos convocatorias de huelga general. Pues no parece muy normal…Y tampoco lo es el juego del ninguneo al que está jugando el gobierno de Mariano Rajoy y sus esbirros (dicho esto en la mejor de las acepciones que registra la RAE, esto es, "secuaz a sueldo o movido por interés"; y por lo del sueldo, claro). Para la ex (la ex adalid del Partido Popular, la ex guerrera rubia, la ex presidenta del gobierno madrileño, vamos) hay que empezar a plantearse prohibir las huelgas. Para el ministro que ha dejado a miles de niños sin comedor son “convocatorias ilegales” y para el máximo responsable de Interior, autor de una oda a favor de los matrimonio mixtos (como el sándwich), este tipo de jornadas no son claramente de recibo y rozan la ilegalidad. Por su parte, las organizaciones empresariales bombardeaban estos días el correo electrónico con dos mensajes: no apoyamos la convocatoria y “animamos” a nuestros socios a colaborar. Pues claro que los animan…y es muy respetable.

No obstante, si yo fuera la guerrera rubia o el ministro culto me plantearía que, como mínimo, hay algo que no está funcionando y que, sin duda, no entra dentro de la "normalidad". Hay algo que está llevando a la gente a la desesperación y no son sólo los desahucios y tildar de normal una convocatoria de este tipo, decir que el país se ha despertado como un día más y obviar la pataleta mayúscula del personal me parece frívolo . Me parece irrespetuoso e indignante. Un aviso: si siguen así se van a quedar sin pueblo al que gobernar y a ver en que se entretienen ahora porque no hay reyes sin súbditos, ya lo saben. Aunque también es verdad que “para que haya ricos, tiene que haber pobres” (a ver si son más listos de lo que creíamos).

Son las 10,25 y no estoy haciendo huelga. Ejerzo mi libertad y estoy trabajando y en mi breve camino a la oficina por la senda de la Avenida del Puerto no me he visto obligada a batallar con grupos de piquetes en busca de sangre fresca (de trabajador en el ejercicio de tal, quiero decir). Pero me consta que son muchos los que hoy han decidido no acudir a su puesto de trabajo, actuando en conciencia, eligiendo dentro de lo convenido en la Constitución y, no se olviden señores, asumiendo un recorte más en sus ya precarios salarios (las huelgas se descuentan del salario ¿se acuerdan?). Y me parece que, como mínimo, todos ellos merecen respeto. Parece “normal” que así sea.

PD: Son las 16,03 (11 horas y 57 minutos para el fin del 14-N). Más de ochenta detenidos (22 en Valencia), los antidisturbios a palo limpio por el centro de Madrid, las puertas de la Citroën en Vigo cerradas a cal y canto y la Ford de Almussafes, paralizada. Como telón de fondo, si te duele la cabeza y no eres precavido más vale que te tomes un lacasito porque las farmacias abren día sí y día no y hay consellerias que bajan la persiana a media mañana porque se quedan sin luz por falta de pago ¿De verdad que esto es “normal”?

Cristina Saiz
Directora de Valencia Marítima


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