Hay un "dicho" popular que reza "No le pongas puertas al campo", imagino y entiendo que queriendo decir que es absurdo en muchas ocasiones querer limitar ciertas cosas o asuntos que obviamente no van a poder serlo con esos límites.

En nuestro caso y sector, entiendo que se podría extender por analogía a "No le pongas puertas al mar". Y sí en cambio hay que ponerle Puertos. Pero los Puertos para facilitar la libre circulación de las mercancías y personas.

Y si tuviésemos que decidir qué fue primero, si la gallina o el huevo, o qué fue primero si el comercio internacional o los puertos, corríjanme si no es cierto que lo primero fue el Comercio.

Y por supuesto, luego la civilización se regula y ordena, y para ello todo tipo de poder siempre ha marcado unas reglas, en nuestro caso leyes, y las hay tanto para el comercio como para los puertos.

Lo que no siempre ocurre, incluso es difícil, es que las leyes se ajusten a los propios cambios que las hacen nacer o ser modificadas. Incluso en algunos casos, y lógicamente al ser desarrolladas por humanos, pueden no ajustarse bien a esos cambios o circunstancias.

Entre las muchas pruebas de ello que podríamos exponer, está el cómo ciertas medidas de presión de algún sector pueden llegar a cambiarlas o bloquearlas tan sólo por el miedo al conflicto, lo que estaría dando a ese sector un poder casi legislativo que no tiene.

Si hoy parece que una máxima general es la "liberalización", parece que en algunos casos sea una "liberalización" orientada, es decir, que más que liberalizar lo que se hace es esforzarse en definir situaciones que antes no lo estaban y pedir cosas al comercio que no está dispuesto a conceder.

La liberalización entendemos que debería inspirarse en las necesidades del comercio, o de aquellos que nos acercan dicho comercio hasta nosotros, y no en cómo se llama o identifica el comercio.

Podemos extender el término comercio al de tráficos, mercancía, negocio, etc.

Lo que no debemos olvidar nunca es que por otra parte los Puertos son un bien público, de todos los ciudadanos de un país, gestionados eso sí mediante esas leyes que emanan de sus órganos legislativos.

Pero siempre que quede garantizado lo anterior, las herramientas que aseguren tanto la titularidad, su posible rescate o intervención, su transparencia y el mantenimiento de la libre competencia, entonces deberíamos legislar para facilitar el acceso y no tanto para darle nombres y etiquetas.

No debemos confundir el que nos vaya bien como estamos con el que podamos mantenerlo y a la vez cumplir las expectativas del propio comercio. Ni tampoco debemos pedirle al comercio que sea él el que se acople a nuestras reglas o formas para que éstas contenten a ciertos ámbitos más locales.

Si legislamos de modo "restringido", el "comercio" puede verse obligado a "negociar" digamos en "precario" para poder atender sus necesidades, y esto puede que lo vea como intencionado, o como proteccionista, o esperemos que simplemente como justo.

Son simplemente recapacitaciones, no reglas pues no las hay. Sólo pensamientos sobre si realmente no lo estamos poniendo más difícil en lugar de más fácil.