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El Corredor Mediterráneo: Prioridad Económica Nacional
VM, 07/11/2011

El pasado 19 de octubre de 2011 todos nos congratulamos por la inclusión del Corredor Mediterráneo entre los ejes prioritarios decididos desde Bruselas. Pero ahora ha llegado el momento de la verdad, el de tomar de decisiones, el de priorizar las inversiones, ejecutarlas y financiarlas

España está atravesando un momento económicamente difícil: una profunda crisis económica de carácter estructural cuyos principales exponentes son la altísima tasa de desempleo que padecemos, nuestro abultado y recurrente déficit de balanza por cuenta corriente y el endeudamiento en el que familias, empresas y administraciones han incurrido. La raíz del problema estriba en nuestra falta de competitividad, unido a que nos ha faltado visión y acción para adaptar nuestro sistema productivo e institucional a un entorno tan cambiante y globalizado como el actual. Sólo podremos reactivar la economía, generar empleo y eliminar nuestro desequilibrio externo y endeudamiento nacional, haciendo que nuestro sector exterior sea más competitivo e impulsando actividades de mayor valor añadido en las que podamos contar con ventajas. Y el Corredor Mediterráneo es una infraestructura clave para el proceso de salida de la crisis en la Comunidad Valenciana, en España y en Europa. Pero los recursos son escasos y hay que priorizar su aplicación. Por ello, exigimos que el nuevo Gobierno de España que salga elegido tras las elecciones del 20N ponga en marcha una estrategia de priorización de recursos empleándolos con mucho rigor y utilizando criterios de eficacia y eficiencia. El Gobierno de España debe orientar la capacidad de inversión hacia aquellos proyectos que generen mayor rendimiento en competitividad, desarrollo de actividades nuevas, empleo y crecimiento de las exportaciones. Y, si se impone la racionalidad, el eje en el que deben volcarse todos los esfuerzos es en el del Corredor Mediterráneo. En primer lugar, porque el Corredor Mediterráneo cuenta con una ventaja manifiesta y es que su desarrollo permitirá mejorar la competitividad de nuestras actividades exportadoras y permitirá desarrollar nuevas actividades de mayor valor añadido, intensivas en conocimiento, generadoras de empleo de calidad y exportadoras. Ningún otro eje ferroviario español ni actividad productiva tiene su impacto económico y potencial de desarrollo.

El Corredor Mediterráneo es fundamental para un territorio que representa más de una tercera parte de la población nacional. En este territorio se genera el 40% de la producción interior bruta del país y el 44% de las exportaciones, dirigidas fundamentalmente al centro, norte y este de Europa. Y por este territorio transita el 55% del tráfico nacional de mercancías.

Sus puertos, por último, generan el 60% del tráfico portuario y el 75% del tráfico de contenedores. Es aquí, por tanto, donde una inversión ferroviaria mayor beneficio puede generar, lo que hará el proyecto completamente rentable y permitirá generar recursos para ir desarrollando el resto de ejes del mapa español. El segundo aspecto que hace inapelable su priorización, es que la combinación del sistema portuario mediterráneo, especialmente los puertos valencianos y catalanes, y una línea de mercancías en ancho europeo que permita un tráfico rápido y fluido entre la Cornisa Mediterránea y el centro y norte de Europa, creará las condiciones para que sea atractivo y rentable desviar una parte importante del flujo de mercancías que circula entre Europa y Asía por este canal. A favor del Corredor Mediterráneo está el ahorro de tiempo y costes económicos y ambientales y la congestión del sistema portuario del norte de Europa. La consecuencia lógica será tanto el desarrollo de la actividad logística y de nuevas actividades manufactureras y de servicios avanzados, como el crecimiento de las exportaciones generadas por tales actividades. Con lo cual no sólo se impulsaría el crecimiento y el empleo de calidad, sino que se combatiría nuestro principal problema: el déficit estructural de balanza exterior. Y por último, pero no menos importante, es un proyecto decisivo para la competitividad de las exportaciones españolas, especialmente industriales y agrarias. Afecta a casi la mitad de las exportaciones nacionales, con considerable reducción de los costes de transporte y positivos efectos sobre el crecimiento y el empleo. Un retraso en su ejecución tendría los efectos contrarios, dadas las negativas consecuencias sobre la competitividad del previsible incremento de los precios del petróleo y la penalización del mayor impacto medioambiental del transporte por carretera. España tiene la gran oportunidad de resolver problemas económicos fundamentales: competitividad, crecimiento, empleo, desequilibrio externo y cambio de modelo productivo si en el menor plazo de tiempo posible desarrolla el Corredor Mediterráneo. Para ello será fundamental aplicar los recursos necesarios, tanto públicos como privados. Es el momento de las decisiones valientes sustentadas en la razón económica, no de la dispersión de esfuerzos por equilibrios políticos.

Como sociedad arrimemos el hombro, unidos, sin divisiones, como lo hemos hecho en otras ocasiones y, creyendo en nosotros mismos, extraigamos del proyecto todo su potencial y beneficio.

Federico Félix Real - Presidente de la Fundación Pro-AVE


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