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La bitácora del puerto
VM, 02/12/2010

Si desconcertante, asombroso e inexplicable resulta siempre el hecho de la desaparición, sin motivo aparente, de un buque en navegación, aún más inquietante es la presencia de una nave aparecida de la nada, a la deriva, sin tripulación a bordo. Unas veces abandonada a su suerte, otras, víctima de algún misterioso acontecimiento cuya explicación cruza los límites de la razón, pero siempre bastante sugestiva.

Como ya dijimos semanas atrás, y siguiendo con las más variopintas historias de los buques fantasma, en esta ocasión vamos a contar una de las historias espectrales más recientes, es la historia del buque carguero-cisterna Jiang Seng.

Por marzo del 2006 cerca de las costas australianas fue avistado un buque de unos 80 metros de eslora que vagaba por las aguas cercanas al golfo de Carpenteria. Ante tal hallazgo fue la policía costera australiana quien decidió abordar aquel trozo de hierro donde predominaba por todos sus lados óxido que no permitía ver prácticamente la pintura que cubría el casco y cubierta del buque.

Las condiciones de su navegabilidad era perfectas sin tener daño ni deterioro alguno que pusiera en peligro su desplazamiento por el mar ese cochambroso casco. El primer síntoma raro del que se percataron fue un cabo suficientemente ancho como para remolcar a tal fantasmagórico cementerio de herrumbre amarrado a su proa. La primera conclusión que se sacó fue la posibilidad de que ya se estaría remolcándose a cualquier cementerio de chatarra sin su tripulación a bordo, cuando en un momento dado el cabo se rompió y siguió sin rumbo y sin ningún puerto como destino.

Una vez abordó, pudieron observar que no había ningún alma sobre él, ni ninguna señal de vida reciente.

Tampoco se halló la propia documentación del buque que normalmente se localiza bien guardada en el camarote del Capitán, estando esta siempre a bordo.

Otra de las pesquisas que siguieron fue la de buscar detalles que podrían llevar a pensar que hubiera sido utilizado para la pesca ilegal o contrabando de inmigrantes, puesto que la zona por donde zozobraba era muy dada por las bandas mafiosas provenientes de las costas de Indonesia y especializadas en contrabando de drogas, tráfico de personas y las ya citadas actividades de pesca ilegal.

Ni tan siquiera se podía leer su nombre sobre el casco, el óxido impedía identificarlo, pero
gracias a esa manía de tener a bordo objetos como tazas, vasos, platos, etc, con el nombre del buque en cuestión, pudiéndose descifrar finalmente su nombre que tan bien escondía el óxido de su poderoso casco. Se hallaron en su interior, numerosos sacos de arroz que hizo pensar que desde sus bodegas se repartía alimento y combustible a barcos pesqueros que operaban fuera de aguas australianas, según comentó la policía costera de Australia.

Los camarotes estaban como si nadie los hubiera habitado durante mucho tiempo, estando los catres más o menos hechos y las sábanas y mantas en buen estado de conservación. Los armarios estaban bien cerrados y bastante bien organizados en su interior, aunque disponían de poca ropa de cama estaba en buen estado de uso.

Los motores estaban completamente inservibles, no pudiendo ser arrancados ni vendidos como chatarra, ya que la herrumbre también había hecho acto de presencia por todos sus rincones.

Las autoridades costeras australianas intentaron descubrir su país de registro para que se hicieran cargo de toda esa chatarra pero no lograron nunca encontrar su lugar de procedencia o matriculación, teniendo que ser hundido en profundidad marina una vez comprobaron que no existía peligro medioambiental.

Un aspecto interesante de estos fantasmas navegantes es que los registros y las bitácoras presentan baches, saltos y páginas arrancadas como si alguien no quisiera que todo lo sucedido se supiera y así dar más pábulo a sus leyendas.

En muchos casos son barcos pequeños con menos de diez tripulantes los que desaparecen, y en contadas ocasiones más. Los más curiosos son aquellos en que parecen haber desaparecido de repente en medio de lo que podría ser una situación cotidiana. En todos los casos se barajan diversas hipótesis con diversos grados de probabilidad sobre por qué no se encuentra a nadie en la nave. Donde todo es posible, asaltos de piratas, motines, peleas entre los tripulantes, abuso del alcohol, condiciones climáticas adversas repentinas, murieron y fueron comidos por los pájaros, abandono voluntario de la nave seguida de algún tipo de accidente e incluso espionaje.

Todo eso sin dejar a un lado la basura paranormal habitual de este tipo de casos, claro. No toda las explicaciones dan respuestas a todos los casos y situaciones, de ahí que algunas sigan siendo un poco misteriosas, y a buen seguro que alguien en su día sacó buena tajada de ello.

Nacho Cigalat
nacho.cigalat@yachtsinmotion.es


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