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La bitácora del puerto
VM, 30/09/2010

Hay historias que no te dejan indiferente y solo haces que buscar explicaciones a las causas que obligaron a que pasaran los hechos tal cual fueron.

“Mary Celeste” fue el nombre de un bergantín botado en Nueva Escocia en 1861 de 31 metros de eslora y 282 toneladas de peso. Es considerado un buque fantasma, ya que fue encontrado en pleno Océano Atlántico, navegando a toda vela y sin tripulación, rumbo a Gibraltar. El barco zarpó con una tripulación de siete hombres, su capitán, además de la mujer y la hija de dos años del capitán. Transportaban 1.701 barriles de alcohol industrial hasta Génova, Italia.

Algunos pensaban que el navío tenía mala suerte debido a algunas desventuras. Su primer capitán no alcanzó a dirigir el barco, ya que murió ahogado e igualmente el segundo durante el viaje inaugural. Sin embargo, después de su desafortunado comienzo, el bergantín tuvo varios años sin sobresaltos con sus dueños hasta que en 1867 quedó varado en tierra firme debido a una fuerte tormenta, en la bahía de Glace, Nueva Escocia. Fue rescatado y vendido a un estadounidense, quien realizó modificaciones importantes y lo rebautizó como “Mary Celeste” en 1869.

No se tiene una fecha exacta de cuando ocurrió la desaparición de la tripulación del Mary Celeste pero podría ser alrededor del 5 de diciembre de 1872, este fenómeno constituye, aún hoy, uno de los misterios marítimos más célebres.

La primera semana de diciembre de 1872, el mercante británico “Dei Gratia” avistó el barco con las velas extendidas. El capitán, tras observar el barco durante varias horas y no ver a nadie en cubierta, mandó a algunos de sus tripulantes a abordar la nave y ver lo que ocurre dentro de la propia nave.

Una vez a bordo, la nave estaba desierta. La cubierta estaba intacta con todo en perfecto estado. La ropa de unos y otros estaba ordenada en sus respectivos cajones, así como joyas y objetos de valor, la comida y el agua. No encontraron el bote salvavidas, el sextante, el cronómetro ni la bitácora.

El diario de navegación se encontraba en el cuarto del capitán; la última anotación era del día 24 de noviembre, pero no señalaba nada relevante. Según el diario, el tiempo había estado revuelto, pero ninguna otra circunstancia extraña. Hay quien apunta que hubo un detalle que les alarmó en demasía, aunque creo que se añadió a la historia para darle un toque más paranormal, encontraron sobre una mesa un té perfectamente servido en su taza y que curiosamente aún seguía caliente.

En la actualidad aún se sigue buscando una explicación a todo esto. La teoría que los jueces declararon oficial fue que debido quizá a una fuga de gases del alcohol que se transportaba, el capitán pensó que una explosión o envenenamiento general iban a tener lugar, dando la orden de desalojar el barco inmediatamente.

Hay alguna otra, como la que sugiere que la tripulación se emborrachó con parte de la mercancía a bordo y que, enfurecidos, mataron al capitán Briggs, a su mujer y a su pequeña hija, para después huir en el bote salvavidas. Sin embargo esto resulta difícil de creer, ya que el consumo de alcohol del tipo industrial que portaban es mortal. Además, no se encontraron rastros de un posible motín, aparte de unas manchas rojas en cubierta, que más tarde se comprobaría que no era más que óxido, aunque hay versiones que se atreven a afirman que sí podía tratarse de sangre, pero posiblemente procedente del pescado que se usaba para cocinar.

Hay otras explicaciones más quiméricas, como la que sostiene que toda la tripulación pereció por la acción de alguna monstruosa criatura marina, quizá un calamar gigante, o la que cuenta que una banda de piratas capturó pacíficamente a todos los tripulantes. Lo único sabido es que el capitán Briggs, su mujer, su hija Sofía de dos años y los siete marinos restantes, desaparecieron sin dejar rastro en la inmensidad del océano.

En todas las historias siempre se busca un lado paranormal, y esta no es una excepción, pero si se podrían hacer excepciones en conflictos o problemas que las soluciones están simplemente en una conversación coherente entre personas y no hacer pagar al resto de gente que es mero público y usuario del puerto de Valencia.

Nacho Cigalat
nacho.cigalat@yachtsinmotion.es


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