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Igualdad entre hombres y mujeres
VM, 23/03/2009

La tradición de la festividad del 8 de marzo fue oficializada en 1975, cuando la ONU consagró el Año de la mujer. Las mujeres son mil millones de un total de 1.300 millones de pobres censados por la ONU. Ellas constituyen el 60% de los “working poors”. En el mundo, las mujeres ocupan entre 20% y 40% de los puestos de dirección.

La igualdad entre hombres y mujeres es uno de los principios fundamentales del Derecho comunitario. Los objetivos de la Unión Europea (UE) en materia de igualdad entre hombres y mujeres consisten en garantizar la igualdad de oportunidades y de trato entre ambos sexos y en luchar contra toda discriminación basada en el sexo.

Una de las mayores transformaciones sociales ocurridas en España durante las últimas décadas está relacionada con la progresiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y a la sociedad civil, superando el ámbito reducido de la actividad doméstica. Las mujeres del medio rural en general, y en particular las agricultoras, ganaderas y las relacionadas con la pesca y marisqueo no han sido ajenas a este proceso de cambio social y han sabido articular, dentro de contextos sociales y culturales en ocasiones adversos, procedimientos de participación activa en las esferas sociales, profesionales y ciudadanas.

Las zonas rurales representan más del 90% del territorio de la UE y albergan a más del 60% de sus habitantes (incluida la población agraria y otros habitantes de estas zonas). En España el 30% de la población femenina vive en las zonas rurales.

La mujer en la agricultura de la UE
La agricultura y la silvicultura desempeñan un papel importante en la vida económica, cultural y política de Europa. Los agricultores de la UE realizan cultivos muy diversos, entre los cuales cabe destacar los cereales (trigo, cebada, avena, centeno, maíz), las semillas oleaginosas (girasol, colza y soja), las patatas, la remolacha azucarera, el olivo y toda clase de frutas y hortalizas así como el sector vitivinícola. También se cría ganado vacuno, ovino, caprino, porcino, cunícula y aviar. Como consecuencia de la diversidad geográfica y cultural que existen en el continente, los cultivos y el ganado varían enormemente. Unos 15 millones de personas trabajan en el sector agrícola en la UE y el tamaño medio de sus explotaciones, en torno a 11,5 hectáreas. En muchos casos, la misma familia es propietaria desde hace muchas generaciones del terreno que explota, si bien en algunas regiones también es común el arriendo. Es frecuente que, al jubilarse el agricultor, uno de sus hijos tome las riendas. Este tipo de explotación en la que trabaja toda o parte de la familia es típica de lo que se denomina “agricultura familiar”. La mayoría de las explotaciones europeas por tradición, son pequeñas empresas familiares, en la que trabaja una pareja, y en la que la mujer ayuda a su marido en las numerosas tareas diarias y el empleo de temporada y ocasional, por ejemplo, durante la cosecha, es una característica importante del trabajo femenino en este sector. No sólo se trata de un componente fundamental de la sociedad rural, sino que es el tipo predominante de explotación en los 27 Estados miembros. Si bien el número de trabajadores y de explotaciones va en descenso, sigue siendo un sector de importancia vital. Existen diferencias significativas entre los antiguos y los nuevos Estados miembros. En los antiguos Estados miembros, la agricultura ocupa un 4,0% de la población activa, mientras que en los nuevos Estados miembros este porcentaje es del 13,4%. La agricultura es el quinto sector en cuanto a trabajadores masculinos, alrededor del 5 % de la población activa, y el séptimo en cuanto a mujeres, pues emplea a un 3 % de las mujeres que trabajan. En Grecia y Portugal, la agricultura es el sector donde trabajan más mujeres. De los trabajadores de las explotaciones familiares de la UE, un 38 % son mujeres. El Consejo de Ministros (España) ha aprobado (06/03/2009) un Real Decreto titularidad compartida en las explotaciones agrarias como medida dirigida a hacer efectiva la igualdad entre hombres y mujeres en el sector agrario, y conseguir el pleno reconocimiento de las mujeres en el ámbito rural.

Por suerte, las cosas están cambiando. Hoy las mujeres ocupan un lugar en el mundo del vino: tanto desde el punto de vista profesional (cada vez hay más enólogas, mujeres sumiller...) como del aficionado. Los expertos en marketing y publicidad no olvidan que las mujeres son las responsables del 80% de las decisiones en el consumo de alimentos. De ahí que representen un público objetivo tan importante, sobre todo en aquellos países donde el consumo de vino entre el sector femenino es un fenómeno cada vez más importante. En Gran Bretaña, por ejemplo, las mujeres consumen más vino que los hombres. Y en Japón, el vino está considerado una bebida femenina, en oposición al sake o al cognac. Esto no significa que existan ‘vinos femeninos’, como muchos quieren hacer creer: no hay nada más sexista y falso que presentar los rosados y blancos dulzones como vinos para el consumo femenino (Cecile Bonnefond - Gran Dama del champagne).

Andreu Romero i Martínez
Analista- Consultor de Comercio Internacional


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