Productividad y superviviencia
Simón Montolío, 10/02/2009
La ecuación es sencilla: no hay crédito, por tanto, las empresas cesan su inversión, lo que repercute en que las economías domésticas pongan freno al consumo -aunque no en los productos básicos, de momento-.
Ése es el panorama que vivimos ya, a día de hoy, en nuestro país. Y este compendio de irresponsabilidades individuales de repercusión conjunta nos sumerge, inevitablemente, en los más amargos augurios con respecto a la supervivencia de nuestro tejido empresarial.
Lo afirmó hace unos días, con total rotundidad, el Presidente de Femeval, muy apreciado en ASECAM, Vicente Lafuente: si no se toman medidas, el tejido valenciano puede correr trágicas consecuencias. Su supervivencia está en jaque.
Las cifras con respecto a la productividad añaden un nuevo signo de afirmación en este sentido. Hemos cerrado 2008 con un descenso histórico, casi dos puntos por encima del conjunto del país. Pero no es una sorpresa.
A lo largo del pasado ejercicio, vimos cómo el índice de General de Producción Industrial (IPI) descendía progresivamente, por sectores, pero casi de manera generalizada. Algo que nos recuerda a lo sucedido en 1993.
Sin embargo estamos en 2009 y el desarrollo experimentado en este período de 16 años no puede ser inútil. Sí es cierto que existen sectores más azotados por la crisis, más susceptibles de acotar su actividad de manera más acentuada, pero, deben existir medidas reales para hacer frente a este brutal descenso, ¿o no?
Medidas que ayuden al empresario a hacer frente a este caos creciente, a sus trabajadores, sus familias, a nuestras ciudades. No olvidemos qué son las sociedades y el papel que jugamos cada uno. No lo olvidemos, por favor, porque está en juego el modelo social por el que hemos trabajado todos. No es momento de publicitarse, es hora de cumplir.
Simón Montolío Solsona
Presidente de ASECAM (Asoociación de Empresarios de Camp de Morvedre)