Unas líneas de calado
Después de unas semanas de intenso trabajo, por fin encuentro el tiempo para abordar eso que siendo más importante, siempre termina quedando bajo la pila en el patio. Sorprenderá este primer movimiento a quien esperase, de entrada, algún comentario relacionado con las líneas de navegación. Pues no. En este caso -esperando me sirva de precedente- y aprovechando la efemérides del calendario popular que hoy celebramos, 40 de mayo, serán algunas líneas que me permitan remocionar - incluso emocionar si cabe- y poner en su sitio aquello que quedó pacientemente esperando. Pues venga: ¡sayo fuera!
Se trata de escribir unos renglones, de los que el ordenador y el “emilio” se encargaron de enterrar, con motivo de la reciente jubilación de mi buen amigo Paco Romero, tantísimos años Jefe de Facturación, primero del veterano Puerto Autónomo de Valencia y luego de la más joven Autoridad Portuaria. Los que me conocen, saben que mi estilo es parco en palabras -en eso he conseguido parecerme a Paco-; palabras, que si bien serán pocas, emanan la máxima cordialidad. Pues bien, tuve la inmensa suerte de compartir con Paco unos años en el Departamento de Explotación. Semana a semana -en varias ocasiones-, Paco se asomaba al despacho -desde su sonrisa inteligente- con el carpetón, buscando la oportunidad para la firma.
Desde el primer día aprendí su modelo de trabajo: el CEPLS, casi de continuo. A primera hora de la mañana se sucedían las llamadas. Algunas eran un verdadero ritual: “Arturo, te acaba de llamar D. Manuel”; se trataba de Manuel Rodríguez Junquera -Pancho para los amigos-, maestro y elegante caballero donde los haya, de la real orden de los contenedores -una pasión compartida-; figura entregada al Coso de la Prolongación del Muelle de Levante que nunca faltaba a su cita telefónica de maitines. Otros días tocaba visita, que a menudo se veía coronada con una vuelta al ruedo por el cantil del muelle, que es en donde de verdad se escucha el musical sonido de las cajas. Y Paco venga CEPLS.
No menos animadas eran las visitas en relación con el carbón de Palau -otro Paco para sus amigos-. El Sr Palau -en el siempre exquisito tratamiento de Paco-, maestro de faenas inolvidables y de tardes gloriosas, en este caso de la orden más real si cabe de los reyes magos.
Los años anteriores había tocado entregarse a planificar aquella ampliación tan discutida por tantos, por su desproporcionado tamaño. Y Paco con el CEPLS.
La verdad es que el patio estaba complicado. Hizo falta bastante talla para llevar -sin perder la compostura- varias tallas de menos de la que nuestro puerto ya imploraba. Los contenedores convivían con el carbón en la Xitá, y Pancho hablaba de esas sus grúas que se “vestían” morenas sin necesidad de sol. El puerto definitivamente se había hecho mayor y los camales no se podían sacar más. Por las tardes concierto de claxon, de los naturalmente impacientados transportistas por las colas que llegaban al Reloj (¡pásmate!). Y Paco a lo suyo: asomaba la cabeza y al CEPLS.
Y por fin, en diciembre de 1997 la bella durmiente despertó -cómo no-, gracias al beso del príncipe, que incluso le regaló su nombre, convirtiéndola de faraónica en principesca. Y Paco a lo suyo…
El día de la comida de despedida se respiraba un ambiente especial, ciertamente distinto, casi mágico. Su equipo, “los hombres y mujeres de Paco” -que prepararon una cariñosísima escenografía- al completo, sin fisuras; y del resto de la casa, mayoría aplastante. Hasta Juanito -el ágil espada Esquembre- en funciones ministeriales como hombre de Estado -y nada menos que desde Lima- se hizo presente, enviando, seguramente en un contenedor a la vista de sus dimensiones, un impresionante presente, en recuerdo del más impresionante pasado compartido con Paco.
Gracias Paco por tu ejemplo diario y en particular por tu modelo: el CEPLS. Seguro que tu semilla perdura en el tiempo en ese equipo que has sabido conformar, cuidar y liderar sin protagonismos. Ahora toca disfrutar al máximo de tu familia, de tus aficiones y de tu Benasque. Mi puerta estará siempre abierta a la espera de tu presencia tonificante y de alguna nueva lección de tu modelo. Entretanto, seguiré guardando con el máximo cariño esos sellos que de vez en cuando recibo y que a ti te gusta coleccionar. Con cada uno la inmensa satisfacción de tu recuerdo, vitamina cierta para el corazón.
Comenzaba con “sayo fuera”; para terminar: SAYONARA.
(Nota de la redacción: tras mucho insistir, el autor de estos renglones, ha desvelado el modelo, desde la seguridad de que Paco -dada su generosidad- no tendrá inconveniente en que sea de dominio público: CEPLS= Con El Problema La Solución)
Arturo Monfort
Amigo del Puerto de Valencia desde 1987 (posiblemente desde antes)