El Chiquero de Bono
Juan Esquembre, 28/03/2008
La suave sonrisa de mi estimado lector me hace pensar que no espera que dedique este artículo precisamente al cantante del grupo musical U2.
Con el peculiar sentido del humor que caracteriza a la mayoría de los vascos, Josu Erkoreka ha utilizado una metáfora de dudoso gusto para justificar la más que probable aceptación, por el Partido Nacionalista Vasco, de José Bono como Presidente del Congreso de los Diputados en la legislatura próxima a comenzar.
En descargo del parlamentario vasco, también tengo la completa seguridad que el desafortunado ejemplo no ha tenido intención alguna de insultar, y, mucho menos, la comparación de José Bono con un cabestro, aunque le guste hacer sonar la música por allá donde pasa para perfecto conocimiento del respetable.
Sin embargo, el fondo político de la metáfora está, en mi opinión, cargado de razón, por mucho que me cueste darla a un partido político que gusta de la ambigüedad calculada, poniendo siempre una vela a Dios y otra al Diablo.
Que José Bono es una persona y un político que no puede estar suelto, libre y desfaenado es una evidencia entendida a la perfección por el Presidente Zapatero que lo ha colocado en un puesto cuya ocupación no sólo está totalmente reglamentada, sino que, para ejercerla con eficacia, ha de guardar de manera exquisita la imparcialidad y la compostura con todo el arco parlamentario.
Este premio a José Bono lo aparta en buena medida del juego político activo y lo destina, para los próximos cuatro años, al ejercicio diario de la independencia, del equilibrio y de las buenas maneras.
Utilizando el lenguaje taurino y con el permiso del señor presidente, deberemos reconocer la finura del lance con que Zapatero ha dominado a su oponente.
Tenía razón el maestro. En esta vida todo se torea.
Juan M. Esquembre
Desde el tendido de sol