Volvimos a padecer el día de los amargados. Nos referimos a todas aquellas personas que esperaron pacientemente, cómo pasaban las horas, una tras otra, lentas, sin ninguna señal de que al otro lado de su corazón existiera vida, aunque no fuera inteligente.

Una pena, las señoras que a pesar de los pesares ansían que sus maridos (ponemos este ejemplo porque la sociedad en su mayoría sigue siendo machista) les compren aunque sea una caja de leche en el supermercado, y hartas de esperar van ellas solas a regalarse cualquier cosa, en muchos casos cuanto más cara mejor. A ver si no, porque todas las mañanas aparece desde hace un tiempo una tal “Cansina Zanco” anunciando constantemente y de manera bastante irrisoria unos anillos que valdrán un ojo de la cara, aunque no aparece en todo el spot el precio, pero se pueden pagar en módicos plazos hasta que las muerte los separe. La tal señora que parece muy fina destaca que la elegancia comienza por una buena joya. Muy bonito el mensaje. Está claro que los pobres no pueden ser elegantes, pero aún así el objetivo es que todas aquellas mujeres que se quedan en casa por las mañanas y saben por experiencia, que en ese día no tendrán ni los buenos días puedan tomarse la venganza por su mano, nunca mejor dicho.

Está claro que esta fecha no entiende de géneros y que además de su origen, evolución y objetivo comercial, es un sin fin de disgustos para la inmensa mayoría de las personas humanas. Unas porque no tienen pareja y en esta ocasión se sienten como la Pantera Rosa en el Lado Oscuro, y otras porque la tienen y es muy difícil pasar el día sin sufrir alguna que otra decepción o decepcionar.

Un desastre que además de regalos pastosos, cursis e inservibles, que hay que tener ... para regalar según que cosas, reparte a diestro y siniestro infelicidad.