Nos levantamos con los ojos aún pegados con "superglu", las neuronas con sus gorros de dormir y sus patucos, aún roncando, oídos sordos y el sentido de la orientación perdido. ¡Vamos! El pan de cada día. Tanto es así que tenemos que preparar la ropa la noche anterior, eso de por vida, porque si no los payasos de "Tucolor" se quedarían en mantillas a nuestro lado.

Por que si no, nuestra cabeza aún durmiente sólo es capaz de dar órdenes de emergencia hasta que nuestro cuerpo por inercia se arrastra hasta el armario y teniendo en cuenta que de natural no somos personas humanas tendentes a la combinación, la tragedia se masca.

En este estado catatónico, todas las mañanas nos asaltan en la televisión, que ponemos a ver si conseguimos despertarnos, un sin fin de anuncios de “no se preocupe, quiere 3.000 euros, se los regalamos al módico precio de un 22,5% (para que no se olvide de nosotros en toda su vida, decimos nosotros)”. Que no nos extraña que en alguno de estos anuncios, que por cierto hay 100.000, salga un tío de rojo, que será el novio de la de la regla, desde luego tienen la misma gracia, del armario de una cocina para indicarle a unos pobres infelices en pleno desayuno que en su empresa les pueden hacer unos préstamos de volverse loco, con todas las comodidades de pago eso sí. Desde luego rozarán la locura cuando descubran que van a tener de verdad al tío de por vida con ellos.

Pero es que es inédita la cantidad de “spots” con este tipo de mensajes en los que parece que la felicidad se alcanza con un telefonazo a estas personas que parecen todas salidas de una ONG para consumistas compulsivos.

Todas las mañanas nos tenemos que despertar con esa sensación de vivir en “compralandia”, preguntándonos cómo es posible que las personas piquen y accedan a estos créditos a precio de oro.

Aunque está claro que si hay tantos será porque en algún estudio se ha demostrado que el 90% de la población se levanta en las mismas condiciones lamentables que nosotros por lo que es más sencillo venderles duros a cuatro pesetas, perdón, euros a 99 céntimos.

El mundo no sabemos hacia dónde se dirige pero nos quedamos mucho más tranquilos sabiendo que esta forma de despertar es un mal común.