Tropiezos
La Vanidad que nos okupa
Avirul, 22/12/2006
Y volvemos a suspirar para que por una vez en nuestra vida nos toque el gordo en vez de convertirnos en gordos nosotros mismos.
Pero lo más probable es que tengamos que pasar un día más sin pena, ni gloria oyendo como los niños esos no paran de cantar fortuna para otros, mientras asistimos a otras Navidades en las que nos gastaremos más de la cuenta, agobiándonos como en la vida se vio abriéndonos paso a codazos entre la multitud de los centros comerciales y así ensayamos para las rebajas y volveremos a intentar ahogar nuestras penas en alcohol para poder sobrellevar al estúpido elevado al cubo del “cuñadísimo” (volviéndonos a preguntar cómo es posible que carne de nuestra carne pueda mezclarse con semejante ser que las pocas neuronas que tenía le caducaron hace años o las evacuó, quién sabe) y con un poco de suerte después nos quitan todos los puntos, hasta los de sutura.
Es que somos unos desgraciados y en estas fechas nos afecta más, sobre todo por tener que oír ciertos comentarios que además de lo del cuñado nos hacen perder por enésima vez la fe en la humanidad. Así, no podemos dejar de comentar aunque no viene a cuento, o sí, la super mega entrevista que Ama Gosa Lintana, para amenizar las fechas o mejorar nuestro tránsito intestinal o digestivo con las “gomiteras”, le hizo el otro día a ...sin palabras, que dice que esa melena al viento a lo Bee Gees que nos hemos dejado, es porque “es y siempre ha sido Hippie”, que pega mucho con lo de invadir países, a ver si se confunde y lo suyo es de “Okupa”.
Nos vamos del tema, pero es que nos aburren soberanamente las Vanidades y todas sus parafernalias. La rueda del consumismo es así, no puede parar pero a veces, nos paramos y en nuestros pensamientos surgen grandes dudas. No será que de tanto cubrir nuestras necesidades inventadas nos estamos olvidando de las importantes. No será que en estas fechas seríamos más felices comiendo un hervido con las personas que verdaderamente amamos. No será que nadie tiene Navidades, los del primer mundo porque las perdimos en algún “shopping” y los de los otros mundos porque sufren, penan y se mueren de hambre para mantener las nuestras...