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OPINION

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Veintepies : Opinión
      
Tropiezos

Se abre, se cierra
Avirul, 17/11/2006

Cuando vimos por primera vez el anuncio nos pareció un poco ridículo pero ahora, nos dan ganas de hacerlo continuamente. Nunca le damos importancia a los pequeños detalles hasta que su inexistencia nos hace caer en la gran falta que nos hacen.

Así, no caemos en la gran necesidad de ese sistema eléctrico que hace que el cristal suba y baje. Cada vez que entramos en un recinto con seguridad tenemos que abrir la puerta, asomar la cabecita y decirle al policía que no podemos bajar el cristal. Ni decir tiene la odisea de la autopista. Primero dejar el coche lo más alejado posible de la máquina para abrir la puerta, luego salir corriendo a por el papelito, volver al coche deprisa, deprisa, abrocharnos el cinturón y arrancar de nuevo. (Antes nos quejábamos de que teníamos que estirar el brazo como el Dr. Gatchet para coger el ticket, ¡Qué tiempos aquellos!). Y luego es peor porque tenemos que compartir nuestros preciados momentos con otras personas. Como si hubiese fuego en el coche, salimos escopetados a contarle a un señor que no le importa en absoluto pero un poco de cara de susto sí que pone, que todas las gestiones que estamos haciendo no son porque seamos tontos de remate, ni nos guste exhibirnos para enfado generalizado del resto de conductores que esperan impacientes a que la persona humana carente por completo de neuronas y que tenía que haber cambiado los elevalunas por embellecedores en el concesionario haga el favor de volver al coche, sino que tenemos esta “espenta” porque somos unos inconscientes y no valoramos en demasía los pequeños detalles. En definitiva: cara de-esto no va conmigo, ha tenido que ser un accidente de última hora y “Es que no puedo bajar la ventanilla”. Respuesta: Cara de: y a mi que...- y “Son 4,50 euros”. Sensación de ridículo absoluto. Pillamos el cinturón con la puerta. Juraríamos que nos están grabando.

Pitada intensa del señor de detrás que hasta le vemos las venas de los ojos de lo gordas que las tiene ya. Arrancamos. Nos para la Guardia Civil. Comenzamos otra vez.

Volvemos al anuncio. Lluvia intensa. Un señor no para de abrir y cerrar el capó del coche en presencia de una atónita mujer con cara de: “será lerdo”. Está claro, la pobre aún no entiende el mensaje.


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