Tropiezos
Saludables (III)
Avirul, 29/09/2006
Tras descubrir que lo de hacer amigos en el gimnasio será una utopía en nuestra historia personal y que nuestro traje comprado con toda la ilusión del mundo sirve muy bien de escayola, pero que para hacer deporte viene a ser un poco estrecho, respiramos todo lo profundo que nos permiten las costuras del atalaje en cuestión y nos disponemos a iniciar una larga clase de ejercicios aeróbicos que se van intercalando con diversos movimientos violentos a modo de “Rambo” o “Kun-fu”, que por decirlo finamente nos están poniendo en nuestra casa, dentro de esta faja de cuerpo entero.
El monitor desde luego está salido directamente de Fama y tiene una capacidad de convocatoria que nos reímos nosotros de algunos políticos, porque por muy retorcida que sea la postura, rápido el movimiento, o la locura colectiva, todos les siguen hipnotizados. Venga correr, venga saltar, venga las patas “pa'riba”.
Todos, menos, ya lo saben verdad....nosotros, que buenamente nos estamos enterando, por fin, de que la coordinación no es lo nuestro. Sin hablar del gran descubrimiento científico sin igual en la historia de la ciencia que pasará a los anales, de que se puede chocar con más de veinte personas en un segundo, sin entorpecer el próximo choque con otras veinte en el siguiente.
Aún así, aguantamos estoicamente estos embates del supuesto "Hobby" y no somos capaces de rendirnos a la evidencia hasta que después de hacer un esfuerzo supino, conseguimos elevar nuestra pierna por encima de la cadera, y oímos un enorme "Crass" que hace temblar los cimientos del universo y nos libera.
Efectivamente no hemos conseguido librarnos de las condenas de nuestro cuerpo, pero tenemos un siete de dimensiones tipo agujero en la capa de ozono en nuestro trasero que baja por la entrepierna dejando al descubierto nuestras mollas que intentan salir por donde sea. Ridículo intenso y considerable que nos predispone muy favorablemente, como se pueden imaginar, para volver mañana como encantados de habernos conocido. La depresión nos durará hasta la muerte si tenemos que sufrir todos estos dolores y maltratos todos los días de este año, tal y como consta en el contrato que nos hicieron en recepción, el día que hipotecamos nuestros escasos ratos de ocio en una de las miles torturas habilitadas y legales, a las que encima, nos sometemos por propia voluntad.