En una noche como la que nos espera hoy no podemos más que encomendarnos al santo, aunque si bien es cierto que con la que nos va a caer dentro de poco en Valencia más nos valdría encomendarnos al diablo. No sabemos lo que es peor.

Está claro que en esta ciudad con aquello de las Fallas y que estamos acostumbrados a la masificación de esos días, a las autoridades se les ha ido la mano y no piensan nada más que en darse baños de multitud que anda que son baratos.

Unos baños que encima pagamos y padecemos nosotros, porque Valencia, la bella ciudad accesible, se está convirtiendo la de los atascos monumentales, y las multas, para pagar las bañeras, los baños, el jabón, los grifos de oro, la esponja y hasta la piedra pomez, pero claro con coche oficial que tampoco pagan es mas llevadero, y con escenario blindado, aire acondicionado y suite de lujo, también venimos nosotros a Valencia a dar un mitin como hará dentro de poco el señor de blanco, que se estará probando los moños de fallera a esta alturas a ver como le quedan. Pero los pobres fieles que encima tendrán que pagar un pastón para estar en Valencia un fin de semana no les va a amparar ni dios, nunca mejor dicho, si caen 40º a la sombra con una humedad del 100%.

Pero el caso es que cuanto mas sufrimos, más nos gusta, porque a ver cómo se explican las avalanchas de gente en situaciones tan imposibles como la visita de ese señor que en realidad ya no representa a nadie, porque nada tiene que ver con la fe de los miles que llegarán aquí. Y sin embargo nos está trastocando la vida en la ciudad para decir lo de siempre: “los homosexuales no se pueden casar y Zapatero es un ateo”. Muy bien, novedades sin fin en una iglesia que no da para más porque aunque sea la multinacional mayor y más longeva de la historia se ha preocupado tanto de la inquisición de base que ahora un retroceso no es posible.

Nosotros para ensayar esta noche nos iremos a mojar los píes junto a sienes y sienes de asalariados porque los que provocan el estupor de las masas estarán en sus chalets y clubs de lujo resolviendo problemas inexistentes para conseguir soluciones equivocadas. Viva la especulación.