El gran aluvión amarillo nos pilló desprevenidos en España pero a medida que nos vamos acostumbrando nadie puede negar que tiene grandes ventajas.

El despertar de China nos ha reportado un considerable incremento de tráficos en importación que ha conseguido equilibrar el descenso de las exportaciones y aunque al sector productivo de la Comunidad Valenciana le ha restado gran parte de su mercado, es evidente, competencia desleal; los importadores, los transitarios, consignatarios y un largo etcétera han visto como su cartera de negocio ha aumentado y, en el peor de los casos, se ha mantenido.

En una economía globalizada sólo los sectores que saben adaptarse sobreviven, esta es una realidad indiscutible a estas alturas.

Pero es que a los vecinos de a pie tampoco les ha venido mal poder encontrar alguna que otra alternativa a los precios disparados de lo que se crea en casa. La economía de este país se está desequilibrando entre lo que se cobra a final de mes y los precios que suben imparables con cualquier excusa, primero el cambio al euro y ahora la America's Cup. Así que poder comprar un par de pantalones a precio de saldo, no nos es de despreciar para que nos vamos a engañar.

Además, para aquellos exportadores espabilados China también se puede convertir en un gran negocio, tantos millones de personas consumiendo pueden llenar más de un bolsillo español, lo que ocurre que está muy lejos y la cultura es sumamente distinta y para estar allí no hay nada más importante que conocerlos, o mejor, hacer que sean de los nuestros, si no nos engañarán como a chinos.

Una máxima que realmente no tiene ninguna concordancia con la realidad. Ellos no engañan simplemente aprovechan el negocio allí donde lo ven.