Tropiezos
A contra corriente
Avirul, 10/03/2006
Por algo esta sección se llama Tropiezos, desde luego en lo que va de año no paramos de hacer honor a la misma, porque no hacemos nada a derechas, o a izquierdas, según desde la perspectiva con que se mire.
Cómo puede ser que a una persona humana le pasen tantas cosas, que ponemos un circo y nos crecen los enanos. Si el mundo va, nosotros venimos, si la vida corre, nosotros andamos, el caso es que no paramos de llevarnos pequeños disgustos de esos que cuando se acumulan acaban siendo grandes.
A ver, cuándo puede tardar un mecánico en arreglar un coche, la pregunta del millón, porque con el nuestro para un golpecito de nada llevan dos semanas, y cada vez que llamamos nos dicen que es que el golpe había sido fuerte. Pero bueno, quién iba en el coche ellos o nosotros.
Pero ahí no acaban las peripecias que comenzaron el día del suceso. Íbamos tan contentos cuando de repente una salida de madre de nuestros ojos nos hizo darle un besito al coche de delante, con tan mala suerte que el ocupante era un poco, por decirlo de alguna manera, conflictivo. Salió de su coche echo un “Basilisco” y gritando a pleno pulmón, “¡Ya sabía yo que me iban a dar, si están borrachos!”. Qué, qué, si sabía que le íbamos a dar, para qué frena, y dónde lleva este señor el alcoholímetro ese para saber que estamos borrachos, vamos que no tendría precio como servicio a la Guardia Civil en sus días de redada. Menudo ojo clínico. Esto es lo que pensamos ahora en frío pero en ese momento le dimos la razón total, porque nos pasamos así como cinco minutos gritándole a todo el que pasaba nuestra verdad. “¡Qué no vamos borrachos!”. Mientras, los ocupantes del resto de los coches asistían felices al teatrillo que les había salido gratis porque a diferencia de nosotros, ellos sí estaba ese día de suerte.