Un año más le pediremos a los Reyes Magos que nos cambien el metabolismo o nos quiten las ganas de comer, todo para poder colgarnos medio centro comercial en las rebajas.

Aunque como siempre en estas fechas nos va a costar un suplicio conseguir no estar como el muñeco de "Michelín" allá por el 1 de enero, porque tanta cena, tanto stress, tanto tragar bilis, a nosotros nos da por comer, y así, cómo nos van a traer ese regalo los Reyes, ni viajando a Lourdes, vamos.

Como siempre en estas fechas, nuestra visa llora, del escozor. Es un no parar inmersos en esa aglomeración que nos induce a que nos pisen, nos sableen, nos humillen, nos tomen por idiotas, y nos den por donde amargan los pepinos, sólo para ser políticamente correctos.

Menuda manera de comenzar el año, rodeados de cosas que nos han regalado que nos dan ganas de volverlas a regalar para seguir el camino del reciclaje en esto también. Porque si decimos lo que necesitamos a las personas que hipotéticamente nos van a comprar algo, está feo, pero si no lo decimos, ellas también están tan asqueadas como nosotros y al final no se sabe lo que se compra.

O sino apurando el paroxismo se hace un "amigo invisible". Es lo más. "Es que en la oficina hemos hecho un amigo invisible", seremos zopencos, a estas alturas, ¿Con 40 años aún tenemos amiguitos imaginarios?, un buen psicólogo es lo que necesitamos, que no tiene nombre la cosa, oiga, tíos con pelo en pecho y señoras en edad madura comprando regalos para el amiguito ese que nadie conoce, es que no es ni para decirlo en casa, vamos. Que visto desde fuera dan ganas de reír y en el peor de los casos, de llorar. Y desde dentro de matar a alguien porque encima siempre nos toca la persona que peor nos cae. Que de buena gana le regalaríamos un viajecito, pero a su casa y que no vuelva. Lo peor es que para no quedar mal, allá que vamos, buscando por media ciudad un regalito a lo tonto me lo bailo, con un ánimo que ni Papa Noel cuando se queda encajado en las chimeneas, "paque contate", de lo más navideño, nos faltan los renos oiga.