Tropiezos
“Grualandia”
Avirul, 13/05/2005
Ahora que habíamos conseguido superar el miedo a la oscuridad, el hombre lobo, drácula y el hombre del saco, nos encontramos inmersos en una pesadilla horripilante que es aún peor porque además es de verdad: El Hombre de la Grúa. Últimamente cada vez que nos despedimos de nuestro utilitario lloramos como si no lo fuéramos a ver más.
Parece el mundo del nunca jamás con grúas por todos lados, llevándose coches a mansalva, y policías que no paran de extender recetas, de esas que no curan. Todos los días presenciamos escenas desgarradoras en las que un ser humano se pone a los pies de las señoras de los "grueros" para que no se lleven su vehículo. Un sin vivir, todo el tiempo, "Qué viene la grúa". Todo por el aire, carreras, improperios, malos modos, para luego qué, nada, porque esos señores se los llevan igual a traición y alevosía.
Así que además, de no saber donde tienes el coche cuando sales de trabajar, puede ser que ni siquiera lo tengas. Salimos exhaustos, muertos de cansancio y volvemos a pensar una vez más "Cómo puede ser que se nos haya vuelto a olvidar dónde tenemos el coche". Ja, Ja, que ilusos, no es que se nos haya olvidado es que no está. En su lugar un papelito amarillo nos informa de nuestra tragedia cotidiana. Está en "Grualandia". Ese país de multicolor tan visitado por los hijos de vecino. Esos almacenes horrorosos llenos de coches llorones que no paran de sufrir, sobre todo a final de mes, por si sus amos no vuelven a por ellos nunca más.
Y es que no sabemos ya que hacer porque, o lo aparcamos en sitios prohibidos, no se sabe en muchos casos muy bien por qué, o nos arriesgamos a que cuando lo recojamos allá en el fin del mundo, nos lo encontremos muy bien aparcado, eso sí, pero con quintales de tierra, arena, barro y cualquier otro añadido que hayan disparado las obras de esas regatas que nos llevan de cabeza. El caso es que a veces nos da que pensar y pensamos. Claro, es tanta presión que no podemos hacer otra cosa, y de tanto buscar el porqué descubrimos que a ver si va a ser que quieren financiar las obritas esas que nos ensucian el coche, llevándoselo hasta la
saciedad. Hay queda la pregunta.