Veintepies :: “Gilibaites”

OPINION

  Conectar  
|
  Registro  
Veintepies : Opinión
      
Tropiezos

“Gilibaites”
Avirul, 06/05/2005

Mi móvil era un ladrillo. Un ladrillo que falleció aquel aciago día en la taza del WC. Qué muerte más triste. Con dolor de corazón sustituimos el armatoste, ahora que le íbamos a poner ruedas, por otro más moderno.

Dónde va a parar. Tan pequeño que tenemos que tocar las teclas con bastoncitos de las orejas, y con navegador o tecnología wap de esa, que no veas cuantos momentos de gloria le ha dado ya a la compañía de teléfonos y eso que lo tenemos sólo una semana.

Siete días han servido para mandar una cantidad inmensa y absurda de mensajes absurdos. “Hola Manolo, quedamos en el bar de siempre”. Recibimos un mensaje.

Pepa: “Manolo? qué Manolo?”. Ahora tenemos que mandar dos mensajes más, uno a Manolo para quedar y otro a Pepa para que no piense que somos imbéciles. Entre que para escribir los mensajes necesitamos sogas y gente, y que no atinamos una, esto es un sin vivir de tristeza infinita. Además, no paramos de navegar, a lo tonto me lo bailo, por internet.

Cualquier botón conduce a Roma, en este caso a “interlens”, de que te quieres dar cuenta ¡Ala! 22.000 bites transferidos, que da un miedo tremendo, porque luego surgen las dudas existenciales de cuánto nos va a costar la bromita después de haber transferido “sienes y sienes de gilibaites de esos”. Que sólo de pensarlo no dormimos por las noches.

Y cuando quieras llamas a la operadora. Eh! Mozón!. Llamamos. Lalalalalala (5 minutos) "En un momento atendemos su llamada". (Mensaje repetitivo durante 10 minutos) Cuando tenemos los ojos ya vueltos como Marujita Díaz. Una maquinita nos dice que tenemos que apretar cien teclas para poder hablar con una persona humana, (15 minutos). Ya no nos caben en el teléfono. De repente la palabra clave "apriete almohadilla". Cuando quieras vuelves. Qué?

Pero que me estás contando?. Dónde tiene una almohada escondida, si no me cabe ni el dedo.

Empezamos a pensar que si será como los paracaídas o como los airbag que está ahí rezagada y a la que tocas un botoncito ¡Ala! Todos contra la pared. Sudor frío nos corre por las sienes. Estamos como si Bin Laden construyera teléfonos, que también. La indecisión nos embarga. Al final nos bloqueamos de tal manera y sin mirar, a boleo, apretamos un botón. Y a volver a empezar. Dos horas de reloj para ahora volver a comenzar. Para que luego digan que los consumidores no somos autodidactas. Autodidactas y santos porque anda que no nos toman el pelo.


pic

 

Back to topVolver arriba