Qué vamos hacer con este tiempo? Desde luego, ya estamos tan locos como él aunque ya no sepamos dilucidar quién fue primero, la gallina o el huevo.

Porque ya estamos hasta el moño de salir de nuestra casa como un esquimal y que a media mañana nos caiga el sudor a chorros, porque hace un calor tremendo. Pero lo contrario es aún peor, porque la primavera ha llegado a nuestras vidas y salimos de casa como si estuviéramos en un anuncio súper moderno, de esos que hay viento fashion, señor/a súper estupendo/a (que somos nosotros, claro), con unos andares de muerte y unas flores que pa’ que! Y, nada más salir, ya vemos en las caras de nuestros vecinos que algo no va bien. Nos miramos de arriba abajo y no parece que estemos mal. Hombre, un poco volanteros si que vamos, pero es que ya es primavera.

Pero la cosa se complica cuando salimos a la calle y de momento un viento helado nos recuerda que aún tenemos dos minutos para subir a casa corriendo y ponernos algo, aunque sea el plumas, pero, como para colocarnos el traje que llevamos, hemos necesitado muchos días de autoconvencimiento, ya desde el día de la compra, nos cuesta mucho desandar tanto psicoanálisis, así que preferimos pensar que con la apertura de la mañana seguro que el tiempo mejora.

Y tanto, como que a las 12 caen chuzos de punta, y nos os quiero contar cómo termina el anuncio de esos famosos almacenes a las 4 de la tarde. Y no sólo por el frío (que menuda vergüenza). Todo el mundo con cazadoras y paraguas y nosotros haciendo el canelo con este traje que encima nunca nos ha gustado.

Hay que ver que desgraciados nos hace el tiempo cuando le prestamos tanta importancia como para vestirnos de payasos de circo sólo porque nos lo vendan en la tele. Y luego le echamos la culpa, con lo recurrido que resulta con desconocidos, en las conversaciones tipo ascensor y en este artículo. No tenemos conciencia, porque encima si no le echáramos tantos gases raros y miserias a lo mejor él no tendría esta neurosis propia de los últimos tiempos.