Miles de transportistas españoles sufren las consecuencias del discriminatorio y caótico sistema establecido para el cobro de los nuevos peajes para camiones en Alemania, que ha entrado en vigor el pasado día 1 de enero.

El sistema se establece para hacer pagar, exclusivamente a los conductores de vehículos pesados de transporte de mercancías, los costes ambientales y de mantenimiento de las autopistas alemanas. Su importe depende de las emisiones y número de ejes de los camiones y se sitúa alrededor de los doce céntimos de euro por kilómetro.

Habría tenido que entrar en vigor el 1 de septiembre de 2003, fecha en que una tasa anterior, que se calculaba por días -la Euroviñeta-, fue suprimida. Sin embargo, reticencias por parte de la Unión Europea con respecto al sistema de compensaciones del que, en la práctica, se beneficiarían sólo los operadores alemanes y, sobre todo, el mal funcionamiento de los aparatos embarcados de control por satélite que debían ser utilizados, hicieron necesario su aplazamiento, primero hasta el 2 de noviembre del 2003 y, por fin, hasta el pasado 1 de enero. Sin embargo este importante retraso no parece que haya servido para resolver totalmente los problemas de organización que implica la implantación del sistema.

Con independencia de su elevada cuantía, que supondrá un sobre costo importante para todos los implicados en el comercio internacional, y lo discriminatorio que resulta que sólo los camiones tengan que pagar por el uso de autopistas que utilizan, en mucha mayor medida, otros vehículos, son las dificultades operativas las que están ocasionando un mayor número de quejas: Imposibilidad, todavía y sabe Dios por cuanto tiempo, de que en España, a diferencia de Alemania y sus países limítrofes, se puedan instalar los dispositivos embarcados; falta de traducción al Español (también a diferencia de los mencionados países) de las instrucciones de utilización de los terminales manuales; retrasos injustificables, a veces de meses, para obtener la palabra de paso que permitiría el pago por internet, son algunas de las más frecuentes.

Pero lo que está ocasionando mayor número de dificultades es la necesidad de que, una vez pagado el peaje para un recorrido, exista un plazo máximo de tiempo para su utilización, calculado de acuerdo a circunstancias de tráfico normales. Con ello se olvida que las circunstancias de tráfico en unas autopistas tan saturadas y con una climatología como la alemana raramente son normales. Pero, además no se tiene en cuenta que los conductores de camiones están obligados a realizar descansos diarios. Si, como es muy frecuente habida cuenta de las dimensiones de ese país, el momento para realizarlos llega cuando el vehículo se encuentra en Alemania, los recorridos todavía no realizados quedarán automáticamente anulados, con la pérdida del peaje pagado. No hace falta comentar las consecuencias que para la seguridad en carretera que la imposición de estas horas límite de llegada puede suponer, y el incentivo que supone para la superación de los límites de velocidad y los periodos máximos de conducción.

Llama la atención que, al mismo tiempo que las campañas de las autoridades de tráfico recomiendan a los conductores no fijarse una hora de llegada, a los conductores de camiones esos plazos se impongan de forma obligatoria, como si se tratara de una carrera por etapas.

La IRU (International Road Union), que agrupa a las asociaciones de transportistas de todo el mundo, cuyo único miembro español de transporte de mercancías es ASTIC ha implantado un observatorio para el seguimiento de las deficiencias detectadas para ponerlas de manifiesto a las autoridades de la unión europeas y alemanas.

Por: Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC)