Tropiezos
Paz post-navideña
Avirul, 07/01/2005
Estamos de resaca por las Navidades, ya se pasaron los tumultos, con esos reyes que se construyen con el consumismo, y parece que la paz llega por fin a nuestros hogares, pero no os descuidéis que hoy comienzan las rebajas.
Un día de rebajas puede ser incluso más agotador que un día comprando regalos porque por lo menos lo de los regalos es para los otros y la verdad es que llega un momento que nos da igual comprarle un juego de té a nuestro sobrino, que una máquina de afeitar a nuestra suegra, es que llega un punto que ya no distinguimos. Con tanta gente que nos atropella constantemente, con esas colas, incluso para aparcar, que nos da miedo no poder salir nunca de este centro comercial en el que parece que nos hemos criado de las horas que llevamos vagando entre la gente, sin encontrar nunca lo que buscamos, con ese estrés porque si te descuidas aquel pantalón que te ha costado dios y ayuda elegir, que el reponedor de la tienda te mira como los toros desde hace media hora, de repente lo colocas en un montón misceláneo y viene un señor muy serio y lo coge, eso sí, lo suelta inmediatamente al vernos los colmillos y la mirada asesina que le ponemos mientras estiramos de un camal los ansiados pantalones con un “perdone” entre dientes. Que como no le gusten los pantalones se los vamos a poner por montera.
¡Que no puede ser hombre!, que llevamos tres horas con ese calor tan grande esquivando niños, que ya le tenemos un extraño amor a Herodes, como para encima tenerles que comprar juguetes, y ese agobio imposible, sin encontrar nada que comprar viendo como la gente pasea sus carros llenos de cosas, que da una rabia, para matar a alguien.
Cuando por fin salimos, encima sabemos que tendremos que volver, porque aún nos queda la tira de regalos que comprar. Y eso sin olvidar que tendremos que volver por enésima vez a estos lugares horrorosos porque ya están aquí las fatídicas rebajas.