Evitar estas situaciones en las que todo el mundo sabe lo que tienes que hacer en cada momento es muy complicado.

Conozco a poca gente encantada de recibir consejos y sin embargo, a muchísimas personas dispuestas a brindarlos en cualquier momento y circunstancia.

Y es raro, porque cuando alguien se encuentra en una situación difícil, muchas veces, tomar determinadas decisiones puede ser un calvario, nunca se sabe si se acertará o no, pero en éstas, siempre hay millones de personas humanas con gran conocimiento que saben a ciencia cierta lo que se debe hacer. Y yo me pregunto, por qué no escriben un libro de esos de autoayuda que ahora están tan de moda.

Y los consejos siempre son por tu bien, por supuesto, pero por qué será que cuando los recibes en muchas ocasiones te hacen sentir como si fueras la personas más inútil del mundo, que no tiene ni idea de cómo manejar su vida, porque nació sin la parte proporcional de las neuronas de los consejos. Esas que le sobran a la persona que no paran de aleccionarte.

Aquí encaja muy bien aquello no aplicarnos los cuentos que vamos contando por ahí. Vamos, que vemos la “mota en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro”.

Sabemos de "to", es increíble, como una persona aparentemente normal puede tener tanta sabiduría dentro, además, tan desprendida que normalmente sólo quiere aplicarla para la vida de los demás, porque eres consciente de que cuando a ese ser humano le suceden hechos y se encuentra en situación en la que aplicar esos consejos que tan bien atesora, no lo hace.

Es que el mundo está lleno de altruistas. Personas bondadosas que siempre están dispuestas a echarte una mano...al cuello!