l proceso comienza cuando una señora jovencísima, apenas recién salidos los dientes, y por supuesto, estupenda, nos anuncia una crema para que nuestra piel deje de tener los Pirineos, el Teide, los Montes Urales y otras cordilleras de poca monta.

Con una música celestial, ella dice “te aplicas con un simple gesto la crema en la zonita donde tengas el problema y en 15 días verás los resultados”. Nos quedamos que no vemos. Nuestro subconsciente comienza a trabajar pensando que en poco días vamos a parecer Ava Gadner o George Clooney, por lo menos, y corremos a comprar el potingue mágico.

Llegas al establecimiento en cuestión, preguntas por la existencia de la crema esa maravillosa. Recibimos el primer mazazo, los ojos se nos saltan de las órbitas cuando descubrimos que vamos a tener incluso que hipotecar...

Estamos pensando, porque no se nos ocurre qué hipotecar para poder hacernos con la dichosa cremita. Nos vamos a pasear para que nos de un poco el aire y seguir pensando en la conveniencia de comprarnos el producto.

Por un lado están los contras, lo carísima que es, a lo que hay que añadir que después es
posible que no sirva para nada. Además, algo nos dice (hay que ver qué tontos somos a veces) que no llegaremos muy lejos como modelos, ni con la crema, ni sin ella. Pero claro, por otro lado, la ciencia estética no para de evolucionar, sobre todo porque es de las que más money da, y a lo mejor es tan cara porque es efectiva. Y nos encantaría dejar de mirarnos al espejo con repelús. Además, para qué trabajamos, por que hagamos de vez en cuando una locura no va a pasar nada. ¿no?

Lo hemos decidido, vamos a adquirir la pócima de la belleza. Entramos con energía renovada al local, pedimos la crema, la pagamos con nuestra pobre tarjeta, a partir de ahora inservible, y volamos a casa.

A ver, estamos desnudos ante el espejo, en el anuncio y el folleto explicativo dicen que hay que aplicar en la zona afectada por los bultitos, ejem. Una gran duda hace tambalear las montañas como flanes. ¿Qué zona? si nosotros estamos totalmente afectados, y con lo pequeño que es el bote vamos a necesitar un cargamento completo de esto tan pegajoso y caro, o sólo nos llegará para una pierna. Imaginemos que hace efecto...además de focas, deformadas.