Tecnología y conocimiento, puntos débiles de las empresas valencianas
Ésta es una de las principales conclusiones del ‘Informe 4’ del ‘Observatorio sobre Gobierno, Estrategia y Competitividad de las Empresas’ (GECE), impulsado por Bankia y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), en colaboración con la Cátedra de Empresa Familiar de la Universitat de València (CEFUV).
Uno de los motivos que parece lastrar la competitividad de las firmas valencianas es su “escasa orientación hacia la realización de actividades intensivas en tecnología y conocimiento”.
Mientras en la Comunidad Valenciana el valor añadido de las empresas que operan en sectores industriales de alta tecnología no supera el 1% (y decrece una décima entre 2014 y 2017), el peso de las empresas de este tipo en España se sitúa en el 6,4% (crece dos décimas en el mismo periodo).
Las empresas de reciente creación no están contribuyendo a reducir esa diferencia, ya que solo el 29,5% del valor añadido generado por las empresas valencianas de menos de cinco años se asocia a sectores intensivos en tecnología, frente al 33,5% del observado a nivel nacional.
Además de la especialización sectorial de la Comunidad Valenciana como limitador de la capacidad competitiva, persiste en la región el problema de la escasa dimensión de las empresas. Las empresas valencianas tenían en 2017 un tamaño medio de 20,1 trabajadores, frente a los 25,7 empleados de las empresas españolas.
Por otro lado, las empresas de la Comunidad Valenciana concentran cada vez más sus estructuras de capital en un único accionista, mientras que se observa un peso decreciente de los consejos de administración. En 2017, el porcentaje de empresas con un accionista único se sitúa en el 57,1%, cuatro puntos por encima del mismo dato en España.