Transporte Terrestre
El transporte por carretera supone sólo el 4,5% de la emisión de GEI
Desde hace más de una década, el transporte profesional por carretera está implantando una profunda transformación en su gestión empresarial y logística para reducir la emisión de GEI [engloban, entre otros gases, el dióxido de carbono (CO2), que representa el 80%, el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) o el ozono (O3)]. Algunas de ellas son la inversión en vehículos de mayor eficiencia energética; la formación de sus conductores en habilidades de conducción económica; o la apuesta por la alta tecnología para optimizar la planificación de rutas con el fin de minimizar tiempos muertos y recorridos en vacío.
“Todas estas medidas han conseguido que los nuevos vehículos que las empresas transportistas incorporan a sus flotas hayan disminuido sus emisiones de CO2 en los últimos diez años más de un 20% por cada tonelada-kilómetro producida”, explica Ramón Valdivia, director general de ASTIC, patronal que engloba a las empresas de transporte y logística más importantes de España, por facturación y número de vehículos (sus empresas asociadas operan casi 100 vehículos cada una frente a menos de cuatro de la media nacional).
ASTIC recuerda que el transporte de carga por carretera es estratégico para el desarrollo económico mundial al constituir el elemento central de la cadena de suministro, aportando una conectividad clave entre la industria y la sociedad de consumo. En España, el 95% del movimiento terrestre de mercancías se realiza por carretera a cargo de algo más de 100.000 empresas operando cerca de 360.000 vehículos, frente al 75% que se registra de media en la UE.
Este sector aporta cerca del 5% al PIB español y da empleo a más de un millón de trabajadores (más de 520.000 son directos). España es el segundo país de la UE que realiza más transporte internacional de mercancías por carretera con una cuota de mercado del 16%, solo superado por Polonia.
Un papel estratégico que se ha puesto de manifiesto de forma más clara durante la pandemia cuando nuestros transportistas siguieron trabajando, poniendo su salud en riesgo, para abastecer de alimentos, medicamentos y otros bienes esenciales durante los confinamientos más duros; lo mismo que sucede ahora con las vacunas contra la COVID-19. El enorme valor de su trabajo para la sociedad “solo” genera el 4,5 % de las emisiones de GEI procedentes de la actividad humana de la UE. "Como somos los primeros que queremos que ese “solo” se convierta en “nada”, continuaremos trabajando para conseguir la tan ansiada neutralidad de emisiones en 2050 de la mano de partners como la Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU), que acaba de anunciar un Pacto Verde que fija una hoja de ruta clara para que el sector reduzca sus emisiones de CO2 en, al menos, 3.000 millones de toneladas anuales, tal como destaca el directivo de la patronal española del transporte internacional por carretera.
Uno de los aspectos en los que más inciden los expertos para frenar las emisiones en este sector es la renovación de la flota ya que un motor de un vehículo pesado, bajo la normativa de contaminación Euro 2 (15 años de vida), supone un 95% más de vertido de gases a la atmósfera que aquellos modelos Euro 6 que se comercializan en la actualidad.