Transporte Terrestre
Llamada de emergencia de los transportistas de portavehículos ante la falta de actividad por la paralización de las fábricas de automoción debida presuntamente a la falta de suministro de componentes electrónicos
Llamada de emergencia de los transportistas de portavehículos ante la falta de actividad por la paralización de las fábricas de automoción debida presuntamente a la falta de suministro de componentes electrónicos.
Primero fue la planta de Seat en Martorell, que tuvo que detener parcialmente su producción desde mediados de Agosto, y más tarde se han ido sumando las plantas de Citroën-Peugeot en Vigo y de Opel en Figueruelas, a las que se une desde esta semana la fábrica de Mercedes-Benz en Vitoria, pese a que en todos los casos acababan de retomar su actividad tras el parón por el período vacacional.
De hecho, según datos facilitados por la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones, en el mes de junio pasado la falta de microchips afectó muy negativamente a la fabricación de vehículos, con una fuerte caída del 18,1% respecto a junio de 2020, pese a que el año pasado las fábricas estaban todavía retomando el ritmo de producción tras el parón motivado por la pandemia. Comparándolo con los datos prepandemia, la caída fue de un 33,8% respecto del mismo mes de 2019.
La escasez de dichos componentes electrónicos es la principal razón aducida por los fabricantes de vehículos para la reducción de su actividad productiva, lo que se está dando tanto a escala nacional como europea. Con tal motivo, los centros de producción están aplicando medidas especiales, como la suspensión temporal de las líneas de producción y la puesta en marcha de expedientes temporales de regulación de empleo hasta que la falta de semiconductores se vea resuelta, previsiblemente hasta el primer semestre de 2022. Sin embargo, detrás de esta actuación podría haber otros intereses económicos o estratégicos que estarían motivando la ralentización en la producción de nuevos vehículos.
Uno de los grandes perjudicados por este descenso en la producción de automóviles son los transportistas de portavehículos, que representan en España en torno a mil empresas y autónomos con una flota de camiones de en torno a 3.900 vehículos, los cuales ya vivieron una situación dramática el pasado año con motivo de la suspensión de la actividad por el estado de alarma y el consiguiente cierre de las fábricas de automoción. Hay que tener en cuenta que, a diferencia de otros subsectores del transporte de mercancías por carretera, en el caso de los transportistas de portavehículos no pueden dedicarse al transporte de otro tipo de mercancías, dadas las especiales características técnicas del conjunto del vehículo (normalmente tren de carretera), que lo hace incompatible con otro tipo de configuración modular.
Además su dramática situación económica se ve agravada por la mayor carga financiera que deben soportar los transportistas de esta especialidad por la elevada inversión que supone la adquisición de este tipo de vehículo de transporte, que supera los 200.000 euros entre el camión y el remolque carrozado, lo que representa un 50% más de coste que un tren de carretera convencional, según se recoge en el Observatorio de Costes del Transporte de Mercancías Por Carretera que publica periódicamente el Minisiterio de Transportes.
En tal sentido, la asociación nacional de transportistas de portavehículos TRANSPORTAVE, federada en FENADISMER, tiene previsto celebrar un Asamblea a lo largo de este mes de Septiembre en la que analizarán la situación en que se encuentra su sector y las medidas que en su caso puedan adoptarse.