Transporte Terrestre
La importancia de la formación en materia social
Era común, en los años 60, que a los conductores se les impartieran órdenes del estilo: “si te da el sueño duerme, pero mañana, a las 8 de la mañana, tienes que estar descargando en…”.
Desde mi tierra a Madrid hay unos 390 kms, a un camión cargado le llevaba sus buenas 12 o 13 horas, “sin quitar la mano de encima de la palanca” que diría su conductor. Soy testigo de ello, ya que mi padre me lo contaba como quien no quiere la cosa, como si fuera algo normal, de hecho así era su vida y la de otros muchos. Me contaba que cuando le apretaba el sueño, se paraba a dormir con los brazos encima del volante, dado que así estaba seguro de despertar enseguida, al habérsele adormecido los brazos. Me contaba de los compañeros que no volvieron y lo cerca que él estuvo también. Los años 70 u 80 no fueron mucho mejor. Asumir que te iniciabas en una profesión en la que seguramente no te fueras a jubilar, por haber perdido la vida, era algo normal que todos habíamos interiorizado.
La llegada del tacógrafo, la introducción de los tiempos de conducción y descanso, el limitador de velocidad, son hitos que han contribuido a que nuestra profesión sea mucho más segura. Hitos que han tardado en ser contemplados por nuestro colectivo como algo positivo, quizás en parte porque el aprendizaje se daba a la inversa, desde el punto de vista práctico había que descender a las normas que se aplicaban y de las cuales quedaba constancia en el tacógrafo.
No obstante, aún en los tiempos actuales, cuesta entender que cuando alguien se sienta a los mandos de un vehículo, en él conviven dos almas, una de conductor y otra de trabajador, y de las dos se ha de dar cuentas a través de los registros efectuados en el tacógrafo. Estamos en la buena dirección, pero el camino no está andado del todo.
La formación en materia laboral, de tiempos de conducción y descanso y manejo del tacógrafo, es básica e inexcusable para nuestro sector, que contribuye a conseguir un sector más digno, en el que existen reglas, sobre todo desde el punto de vista social, que es necesario respetar.
Dicha formación ha de ser imperativa para todos los conductores, antes de su inicio en la profesión y de manera continua, durante la misma, no defender su imperatividad significaría restar importancia a los objetivos básicos que se persiguen a través de ella:
- Que la profesión de conductor sea segura para sus trabajadores.
- Que se preserve la seguridad del resto de las personas con las que los conductores interactúan.
- Que las reglas para la explotación de los vehículos, al menos desde el punto de vista de los que van encima de ellos, sean las mismas para todas las empresas.
Un dato: de los 123.044 expedientes sancionadores que fueron firmes en el 2018, 71.341 (58%) lo fueron por infracciones relacionadas con el tacógrafo y tiempos de conducción y descanso. El siguiente bloque está relacionado con los excesos de peso y apenas supone el 9% del total. Esto quiere decir que las carencias que existen en materia de formación relativa a los contenidos en materia social siguen siendo importantes, con la trascendencia que ésto puede tener para la seguridad vial, la de los propios trabajadores del sector y las condiciones de competencia entre unas empresas y otras. Sin duda, el entorno social debe de seguir siendo materia básica e inexcusable para todos los conductores profesionales.