Entre enero y septiembre, ZIM cosechó unas pérdidas netas de 2.541 millones de dólares, frente a las ganancias de 4.212 millones de dólares de los primeros tres trimestres de 2022.

Los ingresos, por su parte, descendieron en la comparativa interanual de 10.373 a 3.957 millones de dólares. El resultado bruto de explotación (EBITDA) se situó en 859 millones de dólares, por debajo de los 6.560 millones de dólares del mismo periodo de 2022, mientras que el resultado neto de explotación (EBIT) arrojó una cifra negativa de 2.452 millones de dólares.

El año anterior, ese parámetro se situó en 5.551 millones de dólares.

Los buques de ZIM movieron entre enero y septiembre 2,5 millones de TEUs, al nivel de los 2,56 millones de TEUs del mismo periodo del año pasado.

Tercer trimestre
En el caso concreto del tercer trimestre, que abarca de julio a septiembre, se registraron unas pérdidas de 2.270 millones de dólares, como consecuencia de una pérdida de valor no monetaria de 2.063 millones de dólares.

Los ingresos descendieron un 61% interanual hasta los 1.273 millones de dólares. El EBITDA se situó en 211 millones de dólares, lo que supuso un descenso del 89% mientras que el EBIT arrojó una cifra negativa de 2.276 millones de dólares, frente a las ganancias de 1.544 millones de dólares de los mismos tres meses de 2022.

El volumen de tráfico transportado se situó en 867.000 TEUs, ligeramente por encima de los 842.000 TEUs de los meses de julio, agosto y septiembre del año pasado. “Los resultados del tercer trimestre de ZIM reflejan el actual entorno operativo, en el que la demanda se ha mantenido débil y las tarifas han seguido deteriorándose”, señaló el presidente y director ejecutivo de ZIM, Eli Glickman.

Recalcó, además: “Actualmente, nos encontramos en un periodo de transición, que esperamos que se extienda hasta 2024, durante el que veremos, gradualmente, los beneficios de las acciones decisivas que hemos adoptado para mejorar la resiliencia comercial y operativa de ZIM. Por encima de todo, nos hemos embarcado en un programa de renovación de flota, que incluye 46 naves de nueva construcción, de los que 28 son buques propulsados por gas natural licuado (GNL)”.

Con este programa y con la retirada de servicio de barcos más antiguos e ineficientes, la compañía prevé mejorar su estructura de coste e impulsar el crecimiento sostenible a largo plazo. También aplicarán medidas de control de coste, racionalizarán la capacidad y adaptarán su abanico de servicios a las circunstancias del mercado. Para el conjunto del año, la naviera espera contabilizar un EBITDA de entre 900 y 1.100 millones de dólares y un EBIT negativo de entre 600 y 400 millones de dólares.