La confianza de los empresarios sigue remontando
El Indicador de Confianza Empresarial de Aragón correspondiente al segundo trimestre de 2023 mantiene una senda ligeramente ascendente y se sitúa en 3,9. Esto supone un incremento de tres décimas respecto al registro cosechado en la oleada anterior de esta encuesta.
Según los datos del Indicador de Confianza Empresarial (ICE), elaborado por la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza e Ibercaja, el contexto de incertidumbre económica convive de manera favorable y sorpresiva con una mejora sistemática en las previsiones, tanto para Aragón como para España. Adicionalmente, si en la oleada anterior la mejora en el Indicador de Confianza se debía por entero a una visión más favorable sobre el trimestre venidero, los resultados del segundo trimestre se deben a una mejor opinión de los empresarios tanto sobre el trimestre recién acabado como sobre el que se encuentra en curso.
Si se desagrega el Índice de Confianza Empresarial en los dos subindicadores que lo constituyen –SITUACIÓN y EXPECTATIVAS- sigue destacando el hecho de que los empresarios juzgan de forma más optimista el trimestre recién concluido que el que se encuentra en curso (4,1 y 3,7, respectivamente).
Los dos determinantes principales que lastran el crecimiento de la actividad de las empresas aragonesas son la insuficiencia de demanda y la falta de mano de obra cualificada. Ambos factores resultan similares a los mostrados en las últimas oleadas de esta encuesta. El resto de los factores, con una importancia relativa también similar a la observada en la oleada anterior, son el aumento de la competencia; los trámites administrativos; las dificultades financieras y la falta de capacidad productiva.
El Indicador de Confianza Empresarial aragonés del sector industrial y de la construcción del segundo trimestre de 2023 avanza de nuevo algo más de medio punto y se sitúa en 4,4 (el dato anterior fue 3,7). Los últimos datos publicados sobre producción industrial y exportaciones parecen avalar la resistencia del tejido productivo ante la incertidumbre económica que parece enquistada. Además, a diferencia de lo que venía aconteciendo en oleadas pasadas (a salvo de la última correspondiente al primer trimestre de 2023), los empresarios del sector secundario son ligeramente más optimistas que los del comercio y los servicios.