La pandemia y sus efectos han sacado a relucir una industria que, hasta hace apenas unos años, se mantenía fuera de los focos. Una actividad de vital importancia que ha sabido responder de una forma extraordinariamente eficaz al abastecimiento durante la cuarentena o la posterior distribución de vacunas y que, ahora, se enfrenta a grandes retos que impulsarán su transformación. Con motivo del Día Mundial de la Logística, que se celebra hoy día 16 de febrero, ID Logistics, uno de los principales operadores en contract logistics a nivel internacional, analiza las claves que han puesto al sector logístico en el ojo del huracán informativo.

1. Auge del eCommerce como agente transformador. El comercio electrónico ha crecido a una tasa de dos dígitos a raíz de la pandemia y esto ha tenido un gran impacto, especialmente en la logística de última milla, ya que no solo se han incrementado los envíos, sino que se han tenido que modificar los sistemas de entrega y distribución. Este incremento de volumen, que estaba previsto para los próximos cinco años se ha producido en menos de dos. Esto ha llevado a las empresas de logística a buscar nuevas formas de optimizar los repartos, a la vez que integrar mejor sus servicios en una cadena de suministro en la que clientes y vendedores exigen un mejor seguimiento de los activos. Además, este incremento en los pedidos online ha disparado la inversión logística en 2021, aumentando un 53% respecto al año anterior y alcanzando los 2.200 millones, según los últimos datos recogidos por la consultora CBRE en su informe Real Estate Market Outlook 2022.

2. Atracción y retención de profesionales, como objetivo prioritario. El sector del transporte sufre por la falta de conductores. A pesar de ser uno de los negocios que más empleo creó el año pasado, no es capaz de cubrir su oferta de trabajo, que tiene más de 16.000 vacantes, según los últimos datos de la Organización Empresarial de Logística y Transporte. Pero además, y de forma muy relevante, la automatización & robotización de los almacenes y la digitalización en la distribución, hacen que las empresas necesiten ahora más que nunca equipos formados y perfiles digitales y especializados en nuevas tecnologías. Las empresas todavía tienen una asignatura pendiente respecto a la atracción y retención de talento logístico digital.

3. Los retos de un mercado globalizado. La geopolítica comercial y los tratados comerciales internacionales es otro de los grandes retos para las empresas que exportan. El contexto de comercio internacionales cada vez más exigente para la logística y transporte internacional con desplazamientos de cargas interminables, múltiples manipulaciones de palets y normativas de transporte cada vez más exigentes con los fabricantes. Asimismo, se ha producido un cambio de perspectiva en el panorama mundial, que antes era euroatlántico y ahora es asiático. Las próximas décadas serán un reto para la integración mediterránea debido a la guerra comercial que se está desarrollando entre Estados Unidos y China.

4. Sostenibilidad y compromiso con el medioambiente. La logística se encuentra en transformación constante para impulsar un modelo respetuoso con el medio ambiente, asumiendo los compromisos para detener el calentamiento global a partir de acciones concretas en cada eslabón de la cadena. Desde los materiales y embalajes, hasta el diseño de rutas más eficientes y medios de transporte menos contaminantes. Actualmente, las medidas para reducir las emisiones en la logística no son suficientes para lograr la neutralidad de carbono. Las empresas están ya trabajando de forma proactiva soluciones logísticas sostenibles y han integrado en sus políticas de Responsabilidad Social la gestión de la sostenibilidad como objetivo prioritario, con resultados muy positivos hasta el momento, aunque todavía insuficientes.

5. Crisis de suministros y aumento del precio de la energía. La escasez de chips, el colapso de puertos o el encarecimiento de materias primas son algunos de los efectos más visibles de las disrupciones en la cadena de suministro. Se trata de una situación que se ha extendido a nivel mundial como consecuencia de la globalización. Productores, transportistas, vendedores y consumidores se enfrentan a una coyuntura de desabastecimiento y retrasos que nadie sabe cuándo acabará. Además, las cuentas de las empresas de transporte por carretera y logística se han resentido ante el escaso margen para repercutir el alza de la energía. Ambos puntos han ocupado grandes titulares a lo largo del 2021 y lo seguirán haciendo durante el 2022.