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La bitácora del puerto
El otro día indagando en las mayores catástrofes marítimas de la historia descubrí una que ha pasado bastante desapercibida, y sin embargo fue más dramática que las consecuencias del hundimiento del propio Titanic.
El CAP Arcona fue un magnífico y lujoso barco de pasajeros que desplazaba 27.561 toneladas.
Antes de la guerra transportó pasajeros por el Báltico, Mar del Norte y Atlántico cumpliendo con sus rutas de línea que lo llevaban hasta África, Brasil y Argentina. Al estallar la guerra, fueron retirados los objetos de lujo y quedó destinado al servicio de transporte de tropas de la Alemania Nazi. Durante la II guerra mundial transportó refugiados, prisioneros, heridos y tropas, hasta que el 26 de Abril de 1945 cuando se encontró anclado en la bahía de Lubeck y donde fue bombardeado junto a otros 2 barcos. A bordo de los tres barcos se encontraban más de 7.000 prisioneros de los campos de concentración de Neuengamme y Danzig, siendo la mitad de ellos prisioneros de guerra rusos y polacos que estaban siendo evacuados ante el avance de las tropas británicas. Al llegar esos prisioneros al puerto de Lubeck, fueron embarcados en el barco Athena, para ser transferidos al CAP Arcona, pero el capitán Heinrich Bertram protestó, porque su barco sólo podía acomodar a 700 hombres. Amenazado con ser arrestado y procesado, al capitán Bertram no le quedó más remedio que observar cómo los 7000 prisioneros eran transferidos a las bodegas de su barco. Para custodiarlos se encontraban además 500 soldados de las Waffen-SS. En el mismo momento que cerca de 4500 prisioneros eran metidos en sus bodegas fueron bombardeados por distintos escuadrones de las tropas enemigas, aviones ingleses Typhoon disparando sus bombas y tocando a los tres barcos. En esas negras y lúgubres bodegas quedaron atrapados los 4500 prisioneros rodeados de llamas, la mayoría murieron asfixiados por el humo de tal virulento incendio. En poco tiempo, el barco escoró y se hundió lentamente, quedando parcialmente sumergido. Algunos tripulantes y prisioneros lograron escapar a nado, siendo en total 350 hombres que lograron llegar a la playa, donde fueron recibidos por las tropas SS, y devueltos a prisión. Ya hay que tener mala suerte después de semejante drama vivido. Los pilotos británicos no sabían nada sobre los prisioneros y sólo muchos años después, en 1975, se supo y los supervivientes se enteraron, que los aviones habían matado a sus propios aliados. Las autoridades aliadas escondieron durante todo el tiempo la verdad de lo ocurrido, así como fue escondida la realidad de los que pasó con los barcos Steuben, Goya, y Wilhelm Gustloff. Cuatro semanas después del ataque, los cuerpos de las víctimas comenzaron a ser varados en la playa. Los cadáveres fueron sepultados en una fosa común cerca a Neustadt en Holstein. Y cerca de 30 años partes de esqueletos estuvieron siendo varados en la playa, siendo el último en 1971, aparentemente eran las osamentas de un niño de unos 12 años. Visto como ocurrió y las consecuencias finales cabe bautizar este episodio como un autentico genocidio, pero esto nunca interesó que saliera a la luz en aquellos años de guerra y los años posteriores. ¿Porqué después de un tragedia se pretende esconder las dimensiones reales de la misma e incluso nunca se llega a averiguar o conocer todas las realidades que rodean dicho drama?. Podríamos poner un centenar de ejemplos más que recientes, el desastre de la central nuclear de Fuckushima, el 11-M de Madrid, el desastre aéreo de Spanair en Barajas e incluso los abusos de menores en Irlanda …. Y otras muchas. Pero siempre hay alguien que salva su silla con esta manera de mentir sin decir. Para engañar no siempre es necesario mentir, a veces basta con solo esconder la verdad. Nacho Cigalat nacho.cigalat@yachtsinmotion.es |
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