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La bitácora del puerto
¿Quién no ha jugado en alguna ocasión a “los piratas”? ¿Quién no se ha creído ser en alguna ocasión el famoso Barbanegra?
¿O más reciente, con la recreación en la película de Piratas del Caribe del mismísimo capitán Roberts?, Solo bastaba con ver una de esas películas de piratas que a cualquiera le hace creer el pirata más temido de los mares del Caribe.
Piratas, Bucaneros, Corsarios, Filibusteros … eran unos tipos de delincuentes que operaban por los mares durante los siglos XVII y XVIII, los piratas se dedicaban a robar barcos mercantes y asaltar ciudades costeras para enriquecerse, los bucaneros se dedicaban al contrabando, la trata de esclavos y a la captura de pequeños mercantes, su nombre proviene del vocablo francés “boucan”; un tipo de carne ahumada de res con la que hacían contrabando. Su principal zona de operaciones de estos piratas era el mar Caribe, ya que desde esa estratégica zona podían asaltar los barcos que usaban la ruta de comercio entre América y Europa. Además de barcos mercantes, sus principales objetivos eran las ricas colonias españolas en América. El corsario estaba limitado en su acción por la patente, pudiendo sólo capturar mercantes de determinados países y teniendo que repartir botín y rescate con el Estado en muchas ocasiones. Esta es la principal diferencia con el pirata, que atacaba cualquier buque sin tener que rendir cuentas a nadie. El Filibustero, en inglés “freebooter”, que se traduce algo así como el "que se hace del botín libremente", también podría proceder del inglés “fly-boat”, "tipo de velero rápido" era el nombre que recibía el pirata que en el siglo XVII formaba parte de los grupos que actuaban en el mar de las Antillas. Su característica especial, que lo diferenciaba de otros piratas, era que no se alejaban de la costa, la bordeaban y saqueaban las localidades costeras. Las banderas piratas se izaban cada vez que un barco iba a atacar una nave. Cada pirata, corsario o bucanero tenía una propia, aunque eran variantes de la famosa calavera sobre dos tibias cruzadas, donde el cráneo sobre fondo negro simbolizaba la muerte. También incluían armas, sables, mosquetes, hachas, y corazones que simbolizaban la sangre derramada. Las principales presas de los piratas eran los mercantes que provenían de Europa y transportaban cargamentos de herramientas, telas, animales, etc. mercancías que una vez capturadas eran revendidas en las colonias. Una de las principales bases de los piratas era la Isla de la Tortuga, cercana a Haití, en esta isla se fundó una curiosa asociación entre piratas de distintas nacionalidades, la denominada “Cofradía de los Hermanos de la Costa”. La asociación creó sus propias leyes, recogidas en el Código de honor de los Hermanos de la Costa, destinado a resolver los conflictos entre los distintos piratas. El código promulgaba la igualdad entre todos los piratas asociados, la propiedad colectiva de la isla y sobre todo el derecho de todos a la libertad. Todas las decisiones se tomaban de forma democrática, mediante votación universal y siempre se pactaba el reparto del botín antes de zarpar en busca de presas. A diferencia del siglo XVI, en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII, los piratas ya no eran corsarios, es decir sus actividades no estaban promocionadas ni costeadas por sus respectivos gobiernos. Ahora ya no eran militares irregulares, sino simples ladrones que no creían en gobiernos ni leyes, solo querían riqueza, libertad y la oportunidad de ser alguien. Los piratas y bucaneros se componían básicamente de ex marinos mercantes o ex militares desempleados, a los que se sumaban gente de diversa procedencia: esclavos fugitivos, forajidos, aventureros, inadaptados… Todos ellos tenían una cosa en común: querían ser libres y sobre todo ricos, algo que en aquella época era casi imposible para la gente de condición humilde. La vida de los piratas siempre ha sido vista de forma romántica, héroes populares que decidían arriesgar su vida para tener una oportunidad de enriquecerse, personas carismáticas que no aceptaban las leyes de sus naciones, solo sus propias leyes. Pero dejando a un lado el aspecto romántico que nos ha trasmitido el cine y la literatura, la mayoría de los piratas eran idénticos a cualquier banda de asaltantes de tierra firme, solo querían obtener riquezas sin importarles la vida de las personas que robaban. Incluso había piratas que eran auténticos psicópatas que violaban, torturaban y mataban por simple placer. Todo esto, una vez leído, solo me recuerda a los piratas de hoy día, que a diferencia de los ya mencionados y sin ser psicópatas torturadores ni violadores, no llevan parche en un ojo, casacas de distintos ejércitos, patas de palos y algún lorito que otro, hoy día simplemente visten con traje y corbata, y en su gran mayoría … suelen llamarse políticos, y lo peor de todo …. es que son legales. Nacho Cigalat nacho.cigalat@yachtsinmotion.es |
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