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La bitácora del puerto
Todos tenemos en mente la idea generalizada de que los videojuegos no son nada buenos para nuestros hijos, e intentamos tenerlos lo más a raya posible de ellos, apoyándonos en esas campañas promoviendo la negatividad irradiada por dichos juegos, que hoy día están ya metidos en el 90% de los hogares.
Hace unos cuantos años salió una de las pioneras “exorcistas” de los videojuegos, la ya desfasada gameboy que fue una de las primeras, sino la primera, en dejar a nuestros hijos absolutamente aislados del mundo que les rodeaba y agravando un poco su agresividad y pasividad frente a sus propias obligaciones educacionales y hogareñas.
A partir de esa consolita empezaron a salir otras pequeñas video-consolitas a color, con más definición, etc, hasta llegar a rozar la perfección en esas imágenes y gráficos. Creo que nuestra generación tampoco se hubiera podido librar de esta dependencia a estos juegos si hubieran existido en contra de los habituales ya habituales callejeros, escondite, pot en terra, sambori, saltar a la cuerda... y demás inigualables juegos. Con la experiencia que ya tenemos los padres de hoy día, muchos habremos llegado a la conclusión que todo en su medida no debe de ser negativo, siempre basándonos en juegos que no estimulen la violencia y otros aspectos de la personalidad del niño. Esto es otra cuestión, más que preocupante, es que los niños crezcan viendo que matar es tan fácil como apretar un botón. ¿Incitan a la violencia o desahogan instintos violentos? Hay estudios en un sentido y en otro. Pero la dosis de asesinatos y las imágenes despiadadas de algunos juegos no pueden ser edificantes para personas muy jóvenes. Hay quienes advierten que estarían aprendiendo a que para lograr sus objetivos en la vida deben pasar por encima de otro, matar simbólicamente para ganar más puntos. Además, los videojuegos aíslan al niño en un mundo virtual en el que es “amo y señor omnipotente y solitario”. Tendremos que ser partícipes en la familia tanto para el juego como para su elección, y si hay padres que deben vencer sus temores informáticos pues lo tendrán que hacer por bien del entorno familiar. O seguir leyendo el cuento de las buenas noches para sembrar en esas jóvenes almas digitales el esencial hábito de la lectura. Si queremos empezar a formar parte de este mundo de los videojuegos no consiste en educar a los niños, sino a nosotros los padres. Y como yo soy así, me lo tomé al pie de la letra e intenté formar parte de ese mundo, ya de por si algo más que restringido para mi hijo y empecé a buscar juegos que fueran con mi personalidad y con la de mi hijo, pero no sé si fue defecto profesional o que realmente siento el trabajo que hago, personalmente creo que es una cóctel de ambas cosas, me puse a buscar simuladores de barcos, y obviamente encontré alguno y lo instalé en mi ordenador. Os juro que pudo conmigo la simple tontería de dirigir una barcaza por dentro de un puerto comercial, entre grandes barcos portacontenedores y grandes yates. Me creía el amo del puerto... Los minutos me pasaban ignorando lo que me rodeaba y centrándome en no colisionar con el resto y mantener un buen porcentaje en mi apoyo al medioambiente. Me llamaban 3 y 4 veces a cenar pero no encontraba el momento para dejarlo a pesar de estar mi gente esperándome. Hasta que llegó el día que mis hijos me llamaron la atención por no hacerles caso en los momentos que estaba abducido por el dichoso barco …. Empecé a entender a todos estos enanos y tuve que poner remedio a esta situación tan extraña jugando la baza del acuerdo con ellos. “¡¡ Veis !! Esto es que se siente al ver que alguien está cerrado en ese mundo y no se puede comunicar porque está poseído por su no se qué”, les decía. Creo que los convencí o por lo menos me lo hicieron creer y ahora nos racionamos los minutos para jugar todos juntos, ahora eso sí cada uno al juego que más le gusta, porque me niego a jugar a matar mounstros o acribillar a cualquier gánster de pacotilla. Pero lo que no he podido entender es que tampoco quieran jugar a mi jueguecito de la barcaza por el puerto … ¡¡¡ No saben lo que se pierden !!!. En fin, creo que todo esto es ley de vida y a buen seguro que más de uno estaréis identificados con muchas de las cosas comentadas, pero si tenemos que llegar a una conclusión es que esto de los videojuegos se tiene que racionalizar y racionar, y yo por lo menos no debo darle importancia a la elección de mi juego, porque los que hemos y estamos “jugando” con el shipping, nos cuesta dejar de disfrutarlo. Nacho Cigalat nacho.cigalat@yachtsinmotion.es |
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