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Sábado, 01 de febrero de 2025


Sistema agroalimentario en España
VM, 09/07/2010

El actual sistema agroalimentario vigente en España, superados los métodos tradicionales con finalidad de abastecimiento para la subsistencia de la población local, está determinado por la aplicación de métodos intensivos tanto en la agricultura como en la ganadería (situación que, también, se da en la pesca y en la acuicultura). Asimismo, está caracterizado por no respetar los tiempos de descanso en los medios que son objeto de un sobreaprovechamiento desordenado, desmesurado y artificioso que lejos de permitir la recuperación del medio lo sobreexplota y contamina con utilización de productos químicos (fertilizantes, pesticidas) que contaminan la propia producción, los suelos y las aguas superficiales y subterráneas.

Se distingue entre lugares de:
- obtención de la materia prima agroalimentaria:

- modificación y sobreenvasado.

- venta (supermercados).

- consumo de productos.

En el sistema de agricultura industrial son diferentes y alejados entre sí, contrariando la idea de consumo de productos locales.

Este consumo de los denominados productos "kilométricos" (por las grandes distancias que recorren desde su obtención inicial hasta su consumo final) es una muestra:
- del intento de homogeneización en los hábitos de consumo con situaciones de monocultivo intensivo que imposibilitan el autoabastecimiento de la población agrícola.

- de ineficiencia energética que utiliza desmesuradamente el petróleo, que es un recurso cada vez más escaso, no renovable y extremadamente conflictivo y contaminante.

- de una agricultura claramente transnacional que, saltando por encima de los circuitos locales y cortos de producción-distribución-consumo, potencia un flujo de alimentos crecientes a escala planetaria que conlleva impactos sociales y ambientales terriblemente evidentes.

- de reiterados re/sobre/envasados de los productos.

- de la orientación hacia mercados lejanos de la agricultura y la ganadería con distintas implicaciones como elección de variedades vegetales que mejor se adapten al transporte, a la manipulación industrial o a la conservación (descartando la enorme biodiversidad agrícola y contribuyendo a la erosión de suelos) pasando por modelos de producción, a gran escala, que lejos de conseguir reducir costes (económicos, sociales y ambientales), potencian reiterados sistemas de envasado y de conservación que utilizan gran cantidad de energías y, por tanto, emiten gases de efecto invernadero, entre otros impactos ambientales.

Andrés Ortolá
Jurista ambiental